jueves, 23 de abril de 2009

ESPAÑA Y LA GRAN GUERRA

ESPAÑA Y LA GRAN GUERRA

Artículos publicados en
Cuadernos historia 16 (nº 197, 1985)
  1. La neutralidad española. Víctor Morales Lezcano (Profesor de Historia Contemporánea. UNED)
  2. La reforma militar que nunca existió. Gabriel Cardona (Profesor de Historia Contemporánea. Universidad Central de Barcelona)
  3. España trabajó por la victoria. Jean Marc Delaunay (Profesor de Historia Contemporánea. Universidad de París I)
  4. La intelectualidad del 14 ante la guerra. Víctor Morales Lezcano (Profesor de Historia Contemporánea. UNED)
  5. TEXTOS HISTORICOS
  6. BIBLIOGRAFIA

EL VOTO FEMENINO EN ESPAÑA

E voto femenino en España

Introducción
Chiste
I. Contexto histórico y España
II. Primeros pasos (1900-1931)
III. La mujer en la República (1931-1936)
IV. Textos Históricos
V. Bibliografía

INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA



LA INSTITUCION LIBRE DE ENSEÑANZA
  1. INTRODUCCION
  2. LA ESCUELA DE LA INSTITUCION (Por Teresa Rodríguez de Lecea)

  3. PRESUPUESTOS FILOSOFICOS: EL KRAUSISMO (Por Teresa Rodríguez de Lecea)

  4. FUNDAMENTOS DE LA PEDAGOGIA INSTITUCIONISTA (Por Francisco Laporta)

  5. LA JUNTA PARA AMPLIACION DE ESTUDIOS (Por Alfonso Ruiz Miguel)

  6. TEXTOS HISTORICOS

  7. BIBLIOGRAFIA

UNA REFLEXIÓN SOBRE LA REPRESIÓN EN AMBAS ZONAS

En todas las guerras se cometen actos contrarios al “derecho de gentes” y la guerra civil española no fue una excepción. Este asunto, que todavía hoy levanta polémicas, ha merecido numerosos análisis históricos cuyas conclusiones coinciden en las cuestiones de fondo [1].
Es innegable que en ambas zonas – la republicana y la controlada por los sublevados – la represión - en forma de paseos, sacas,… - fue una práctica generalizada. Sin embargo, sus causas, alcance y significado difieren notablemente de un bando a otro. Debe quedar claro, desde el principio, que el intento de explicar estas diferencias no debe ser confundido con el de la justificación.

LA REPRESIÓN EN LA ZONA REPUBLICANA

Tras la sublevación militar, la zona republicana, a excepción de Euzkadi [2], se sumergió en un caos revolucionario y por todas partes surgieron nuevos organismos que detentaron el poder real durante los primeros meses de la guerra. Los primeros asesinatos en esta zona se produjeron en Barcelona y Madrid, donde la masa incontrolable se adueño de las calles. En ambas ciudades las fuerzas de seguridad leales a la República intentaron evitar las matanzas, pero fueron desbordados por la multitud armada. Especialmente brutal fue la represión en la Ciudad Condal donde la CNT y la FAI tomaron parte muy activa. La propia Generalitat se diluyó en el caos y el presidente Companys tuvo que pactar con los dirigentes anarcosindicalistas para poder conservar, al menos sobre el papel, el poder.

El paseo alcanzó a políticos de derecha, caciques, terratenientes, empresarios, burgueses y, especialmente, a los sacerdotes [3]. Pero tal vez, las prácticas más aterradoras fueron las llamadas sacas de las cárceles que culminaron con lo sucedido en Madrid durante el mes de Noviembre de 1936. Ante el temor de la caída de Madrid, se decide trasladar a Valencia a los miles de detenidos que permanecían encerrados en las cárceles madrileñas. Pero este traslado se convierte en una orden de ejecución. La primera saca se produce el 7 de noviembre: el convoy se desvía a Paracuellos de Jarama donde se consuman las matanzas; tal y como indican las actas, la Junta de Defensa de Madrid tiene conocimiento oficial de estos hechos el día 11 y determina delegar en el consejero de Orden Público (Santiago Carrillo) la misión de garantizar la seguridad de los detenidos. Sin embargo, los fusilamientos siguieron produciéndose hasta el nombramiento del anarquista Melchor Rodríguez (4 de diciembre) como delegado especial de prisiones. Aunque este acontecimiento resulta todavía hoy históricamente confuso, no cabe duda de la responsabilidad en él de los aparatos policiales, cuyos dirigentes, mayoritariamente comunistas, estaban muy influenciados por asesores soviéticos.

Numerosos republicanos y dirigentes obreros y sindicales [4] condenaron este terror indiscriminado desde el primer momento y sólo la desintegración del propio Estado impidió a las autoridades tomar medidas más efectivas. Pero a medida que el gobierno retomaba el control, la represión indiscriminada fue desapareciendo y se hizo todo lo posible para proteger a las víctimas[5].

Aunque estos esfuerzos por recomponer el Estado de Derecho fueron tempranos, no fue sino hasta la primavera de 1937 cuando realmente cristalizaron. Ya en agosto de 1936 se intentan detener las matanzas con la creación del primer “Tribunal Especial” (los conocidos como tribunales populares); en octubre del mismo año nacen los “Jurados de Urgencia”, los de “Guardia” y los de “Seguridad”. En Valencia no fue posible disolver el “Comité de Salud Pública” y detener los abusos que cometían los integrantes de la Columna de Hierro hasta finales de 1936. Y ya se ha mencionado la decidida actuación de Melchor Rodríguez para evitar las sacas.

Con la llegada de Negrín al gobierno (mayo de 1937), el estado se afianza definitivamente y con ello se asegura un relativo orden y paz en la retaguardia y se consigue garantizar los derechos de defensa. Pero el avance de los fascistas propicia una creciente militarización de la justicia y del aparato policial. Cuando el gobierno central se traslada a Cataluña (noviembre de 1937), el auge de sabotajes por parte de los quintacolumnistas es de tal magnitud que la policía “política” (SIM [6]), controlada por los comunistas, obtiene nuevas competencias[7] para luchar contra dichas acciones y la represión se extendió no sólo contra los fascistas sino también contra la disidencia interna. Sirva de muestra el proceso contra el POUM [8] y la “desaparición” de su presidente, Andreu Nin.

A pesar de estos excesos, la reconstrucción del Estado permitió que, desde mediados de 1937, la mayoría de los detenidos pasaran a disposición judicial con todas las garantías procesales y que el cumplimiento de las sentencias de muerte requiriese el visto bueno del Consejo de Ministros. Sólo hacia el final de la guerra, en una situación de desbandada y descontrol total, se volvieron a producir algunos asesinatos.


LA REPRESION FASCISTA

Exilio
A diferencia de lo sucedido en la zona republicana, la represión formó parte, desde el primer momento, de la estrategia diseñada por los sublevados para alcanzar el poder[9] y se centraría fundamentalmente en cargos políticos republicanos, militares leales a la República, intelectuales, dirigentes políticos, sindicales y líderes obreros y de las casas del pueblo de las localidades que ocupaban o que dominaban desde un primer momento.

En las zonas proclives a la rebelión y rápidamente dominadas por los sublevados, se instauró un régimen de terror indiscriminado para evitar que el enemigo pudiera organizar la resistencia. Buena prueba de ello fue lo sucedido en Navarra, Mallorca, Soria, La Rioja … sólo en esta última se produjeron más de 2000 asesinatos. En estas zonas, la Falange asume, con el beneplácito militar, la responsabilidad de llevar a la práctica las consignas fascistas.

Mientras, Queipo de Llano y Franco organizan la limpieza de la retaguardia según avanzan sus fuerzas. Se producen sacas con el consentimiento del mando militar, y hubo fusilamientos en las cunetas, en las tapias de los cementerios y en el extrarradio de los centros urbanos. Se llegó incluso a la quema de cadáveres para evitar el peligro de epidemias.

Conforme la sublevación derivaba en una guerra y las zonas ocupadas se constituían en un nuevo Estado, la represión fue institucionalizándose. La depuración política y la censura alcanzaron todos los niveles y se extendieron a todas las actividades, tanto públicas como privadas. Se pretendió enmascarar esta situación con la emisión de diversos decretos y disposiciones legales, que culminaron con la publicación el 9 de febrero de 1939 de la ley de “Responsabilidades Políticas”. Ley, que ya en su artículo primero violaba uno de los principio irrenunciables del Derecho al sancionar “retroactivamente”: «Se declara la responsabilidad política de las personas, tanto jurídicas como físicas, que desde el 1 de octubre de 1934 y antes de julio de 1936 contribuyeron a crear o agravar la subversión …»

Amparados en estas disposiciones, los consejos de guerra dictaron, en ausencia de cualquier garantía procesal, numerosas sentencias de muerte tomando el relevo a los falangistas y los fusilamientos por rebelión militar se sucederían a lo largo de toda la guerra. Esto no impidió que continuaran los paseos hasta mucho después de acabar la guerra, si bien a una escala muchísimo menor que durante los primeros meses del conflicto. El máximo apogeo se alcanzó con el nombramiento en octubre de 1937 de Severiano Martinez Anido como jefe de Seguridad Interior para la retaguardia[10]. Para completar el cuadro, los sublevados extendieron la represión al frente, principalmente con el bombardeo de la aviación sobre objetivos civiles, como Guernica o Granollers.

Una vez finalizada la guerra, el proceso de “normalización” continuó desarrollándose. A partir de las denuncias efectuadas por cualquier vecino[11] o de las pesquisas realizadas por los servicios de investigación de la Falange, la Guardia Civil o la propia Falange procedían a la detención del sospechoso. El detenido, si sobrevivía al interrogatorio, comenzaba un rosario de instrucciones sumariales para finalizar delante de un consejo de guerra, normalmente masivo, donde el defensor – militar – poco o nada podía hacer salvo pedir clemencia. Si le declaraban culpable y era condenado a muerte, el reo era trasladado a la cárcel donde, de madrugada, se efectuaban las sacas. Igual suerte corrieron muchos de los que, confiados por la propaganda fascista[12], volvieron de Francia tras la finalización de la guerra. Militares leales a la República y dirigentes de los partidos políticos y sindicales fueron los principales objetivos durante la posguerra.

En definitiva …, la represión se consolida, bajo cobertura legal, como instrumento político para asegurar y defender el nuevo Estado, siendo las propias autoridades las que inician y extienden el terror por toda España como medio para alcanzar sus objetivos políticos.



[1] La cuantificación de las víctimas sigue siendo hoy cuestión de debate entre los historiadores.

[2] Lo sucedido en esta región merece, por sus particularidades, un estudio aparte.

[3] Cerca de 7000 religiosos fueron asesinados

[4] Entre otros muchos, cabe destacar las actitudes de Melchor Rodríguez, Julián Zugazagoitia, Joan Peiró y Lluis Companys cuyas intervenciones salvaron de la muerte a numerosas personas.

[5] Por ejemplo, el 90 % de los asesinatos cometidos en Cataluña se produjeron entre julio y diciembre de 1936.

[6] Servicio de Investigación Militar cuyos centros de detención, conocidos con el nombre de «chekas», han pasado a la historia como sinónimo de terror.

[7] Los aparatos policiales fueron alcanzando una gran autonomía y llegaron a constituir casi un Estado dentro del Estado

[8] Partido Obrero de Unificación Marxista

[9] La instrucción reservada nº 1, firmada en Madrid el 25 de mayo de 1936, dirigida a los futuros jefes del pronunciamiento decía: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no adictos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”. Una vez iniciada la revuelta en Pamplona, Mola insiste: es necesario propagar una atmósfera de terror (…).

[10] Fue tal la dimensión alcanzada por el terror que desde las propias filas franquistas fue considerada la situación como intolerable.

[11] Las delaciones eran consideradas como un deber patriótico.

[12] La propaganda rezaba así: «si no has manchado tus manos con delitos comunes ven. Franco te ofrece la paz, trabajo, pan y justicia. Si nos has cometido crímenes, no tienes que temer. La España Nacional es justa y generosa. La España nacional ampara al prisionero que no ha cometido crímenes»

domingo, 19 de abril de 2009

RESUMEN DE LOS OCHO PRIMEROS TEMAS DE HISTORIA DE ESPAÑA 2º BACHILLERATO


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    1. La Prehistoria y la Edad Antigua.
1.1. El proceso de hominización en la Península Ibérica: Nuevos hallazgos.
1.2. Pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas: Fenicios, griegos y cartagineses.
1.3. Conquista y romanización: La pervivencia del legado cultural romano en la cultura hispánica.
1.4. Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: Instituciones y cultura.


1.1 . El proceso de hominización en la Península Ibérica: Nuevos hallazgos.

La evolución humana se inició en África hace unos cinco millones de años, pero los primeros en salir de África, fueron unos grupos de la especie homo ergaster, que se extendieron por Asia y próximo Oriente, donde evolucionaron al homo erectus. Aún así, el proceso evolutivo en Europa (y en la Península Ibérica) empieza hace un millón de años y se divide en las siguientes fases:
1. Homo antecessor (de hace unos 800.000 años): Se encontraron en la sierra de Atapuerca (Burgos). Son descendientes del homo ergaster que practicaban el canibalismo, eran altos y fuertes, con cerebro pequeño y cara semejante a la nuestra.
2. Homo heidelbergensis (de hace unos 300.000 años): Hay muchos fósiles de humanos de esta especie en la sima de los huesos en Atapuerca.
3. Homo neanderthalensis: entre hace unos 80.000 y 50.000 años vivieron su momento de máxima expansión, pero desaparecieron hace unos 30.000 años. Se parece más al hombre actual, aunque no somos descendientes del mismo. Construían instrumentos de piedra muy elaborados, hacían fuego y enterraban a los muertos. Se distribuyeron por Europa, próximo Oriente y Asia; pero más tarde llegó a esta zona el homo sapiens u hombre de Cromañón (del cual sí descendemos), que era una rama independiente al homo neanderthalensis, ya que éste último evoluciona del homo antecessor y el hombre de Cromañón no. Esta nueva especie (homo sapiens) acaba sustituyendo al homo neanderthalensis hace unos 30.000 años.

1.2- Los pueblos prerromanos.

El reino de Tartesos fue el primer estado de la Península Ibérica, el cual, tenía una alta actividad ganadera, agrícola, mineral y comercial; y constaba de una sociedad jerarquizada con monarquía. Pero este estado desapareció en el siglo V a.C. y más tarde apareció en esa zona otro denominado Turdetania. La Península Ibérica acabó agrupándose en dos áreas:
El área ibérica ocupaba el sur y levante peninsular y estaba constituida por los iberos, que eran descendientes de los indígenas prehistóricos, los cuales estuvieron en contacto con los griegos y fenicios y por ello eran más civilizados. Tenían una economía rica, una alta actividad comercial y usaban la moneda. Su sociedad se dividía en grupos según la riqueza y el poder de cada uno. También tenían una escultura famosa, en la que destacaron las mujeres. La Dama de Elche.
El área celta ocupaba el norte, centro y oeste peninsular y estaba constituida por celtas, los cuales entraron a la península por los Pirineos. Eran más atrasados en todos los aspectos que los iberos. Tenían una economía agrícola y ganadera y su comercio era escaso y sin uso de la moneda. Se estructuraban en clanes y linajes, en los que mandaba un cabecilla y un consejo de ancianos le apoyaba. En estos clanes era muy importante el parentesco. Los celtas vivían en castros (poblados circulares formados por chozas de piedra, casi sin espacio entre las viviendas para aumentar la defensa) También existieron los celtíberos, que eran pueblos indígenas fusionados con los invasores celtas y que asumían su cultura.
Las colonizaciones históricas: Fenicios, griegos y cartagineses
A la zona Mediterránea de la Península Ibérica llegaron colonizadores de distintos orígenes: fenicios, griegos y cartagineses; los cuales tenían la intención de acceder a los metales y otros productos de la Península Ibérica; y, por ello, incluyeron a la Península en la ruta de comunicaciones del Mediterráneo.
Los fenicios, un pueblo muy desarrollado procedente de Fenicia (Líbano), llegaron en el siglo IX a.C. y fundaron colonias sobre todo cerca del estrecho de Gibraltar, entre las cuales destacó Gadir (Cádiz) en el 800 a.C. y otras colonias un poco más tarde (Malaka o Málaga, Sexi o Almuñécar y Abdera o Adra). Pero, más tarde, Tiro (la última ciudad Fenicia independiente), cayó en manos de los babilonios y entonces Cartago (procedentes de la colonia fenicia de Cartago) sucedió a los fenicios y controló el comercio en el Mediterráneo; y, aunque empezaron comerciando, fueron más hostiles y acabaron invadiendo la península. Acabaron enfrentándose y ganando a los griegos en la batalla de Alalia, lo que supuso un refuerzo de su posición en el Mediterráneo. Los fenicios nos aportaron su alfabeto, su moneda, el trabajo del hierro, tejidos especiales (como por ejemplo el tejido púrpura), la industria de salazones y salinas y el torno del alfarero.
Después de los fenicios, los griegos crearon la colonia de Massalia (Marsella) y a partir de ahí (sobre el siglo VI a.C.) más colonias en la costa catalana como por ejemplo Emporion (Ampurias), y Rhode (Rosas). Los griegos nos aportaron también su moneda y su alfabeto, además de estructuras urbanas y es posible que también nos aportaran ciertos cultivos.
Más tarde, los romanos se propusieron la expansión de su imperio por el Mediterráneo occidental, y por ello acabaron enfrentándose a los cartagineses en la primera guerra púnica, en la que éstos fueron derrotados y perdieron Sicilia, Córcega y Cerdeña para pagar a Roma, y por ello, los cartagineses tuvieron que extenderse por la Península y crearon Cartago Nova donde establecieron su capital. Pero más tarde, los romanos aprovecharon el ataque de los cartagineses a Sagunto, una ciudad aliada de Roma, como pretexto para declararlos la guerra de nuevo y originar así la segunda guerra púnica, que acabaría con la ocupación romana de la península.
1.3. Conquista y romanización: La pervivencia del legado cultural romano en la cultura hispánica.
La romanización es la asimilación de la cultura y la forma de vida romana por parte de los pueblos conquistados. Fue un proceso discontinuo: la zona más romanizada fue el área ibérica, pero el área central y oeste de la península fue más difícil de romanizar y el grado de romanización era casi nulo en el norte de la Península. Para imponer su poder, los romanos usaron una serie de medidas:
- La extensión de la vida urbana, ya que en el área ibérica simplemente las ciudades se hicieron dependientes de Roma, pero en el resto de la Península se fundaron ciudades.
- Se reclutaron tropas auxiliares entre los pueblos indígenas, lo que facilitaba el contacto con romanos y al final la obtención de la ciudadanía romana.
- Los romanos se asentaron en colonias creadas en tierras confiscadas a los indígenas y se extendió el modelo de vida romano. Estas tierras se repartían a los romanos por su servicio militar.
- El latín se impuso como lengua común y se extendió el derecho romano, la religión, el arte y la educación.
Destacó el siglo I d.C. por la aportación de grandes figuras hispanas al mundo de la cultura latina. Séneca (gran maestro del estoicismo), Lucano (poeta), Columela y Mela (geógrafo), Quintiliano y el poeta Marcial.

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1.4. Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: Instituciones y cultura.

Los visigodos entran en la Península como pueblos federados de Roma, pero tras la caída de Roma y la derrota de los visigodos por parte de los francos, crean su reino en la Península Ibérica.
La monarquía visigoda era electiva y la elección del rey dependía de los magnates (y más tarde también de los prelados). El carácter electivo de esta monarquía provocará bandos a favor de unos y otros reyes, lo que a veces acabará en enfrentamientos armados. En la monarquía visigoda había principalmente dos instituciones: El Aula Regia (organismo heredero del consejo de ancianos, que era una asamblea de carácter consultivo integrado por magnates) y el Officium Palatinum (núcleo principal del Aula Regia formado por los magnates en los que más confiaba el rey, y que estaba encargado de diversos servicios tanto de la administración central como de la doméstica). Los visigodos mantuvieron la división provincial de los romanos y en cada provincia mandaba un duque. Después, cada provincia se dividía en territorios bajo la autoridad de un conde o juez.
Los visigodos eran arrianos y los hispanorromanos católicos; por ello, Recaredo en el tercer concilio de Toledo se acabó convirtiendo al catolicismo y con él todos los visigodos, logrando así la unidad religiosa. Además, así se consiguió el apoyo de la aristocracia hispanorromano y de la iglesia; pero, a partir de entonces, la iglesia pasa a tener una posición mucho más importante y los concilios de Toledo (hasta entonces asambleas eclesiásticas), pasaron a tener un carácter más legislativo.
También se realizó la unificación social por parte de Recesvinto con la recopilación de toda la legislación previa en el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo.
Finalmente se logró la unificación territorial por la conquista del noroeste peninsular (Suevos), el norte (vascones) y el sur (del imperio bizantino).
TEMA: 2. LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: AL-ÁNDALUS
2.1. La Península Ibérica en la Edad Media: La conquista musulmana y pueblos invasores.
2.2. La Península Ibérica en la Edad Media: El Emirato y el Califato de Córdoba.
2.3. La crisis del siglo XI. Reinos de Taifas.
*2.4. La crisis del siglo XI: Los imperios norteafricanos.
2.5. Al–Ándalus: La organización económica y social.
2.6. Al–Ándalus: El pensamiento y las letras.
*2.7. La arquitectura musulmana en España. Palacios y mezquitas.
2.1- La conquista musulmana y pueblos invasores
El reino visigodo estaba en crisis interna debido a su monarquía electiva, ya que el rey Witiza había asociado el trono a su hijo Agila, pero cuando murió, Roderico, ocasionó una revuelta y ocupó el trono, lo que causó una guerra civil. Entonces el bando que estaba a favor de Agila solicitó ayuda a los musulmanes. Entonces el gobernador del norte de África (Musa) decidió enviar en el 711 una expedición dirigida por Tariq (lugarteniente de Musa), formada en su mayoría por bereberes Éstos se enfrentaron al rey Roderico en la batalla de Guadalete, en la que salieron vencedores y el rey murió.
Tras este éxito, Musa también entró en la Península y se unió a las tropas de Tariq en Toledo; y en poco tiempo la Península fue conquistada totalmente con muy pocas resistencias (712-714). Solo las zonas cantábrica y pirenaica escaparon a su control. También fue muy importante en su expansión su tolerancia a los cristianos y judíos, a quienes consideraban sus protegidos por ser gentes del Libro. Para llevar a cabo esta conquista se usaron dos métodos:
- La rendición incondicional. Los que opusieron resistencia y fueron sometidos por las armas perdieron todos sus derechos.
- Rendición pactada o capitulación. Algunos se sometieron voluntariamente a los musulmanes, los cuales conservaron sus derechos y tierras aunque tenían que pagar un tributo. Esto fue lo más habitual.
Los árabes, procedentes de la península arábiga y se asentaron en las tierras más fértiles donde actuaban de rentistas. Los bereberes, originarios del norte de África, que había sido conquistado e islamizado por los árabes, y fueron instalados en altas tierra de meseta y flancos de sierra, donde se dedicaban al pastoreo. Como consecuencia de este desigual reparto de tierras, los bereberes se rebelaron en 741 y se dirigieron hacia el sur. Para sofocar esta rebelión entraron los sirios a la Península, los cuales se establecieron en la Península.
2.2La Península Ibérica en la Edad Media: El emirato y el califato de Córdoba
Valiato o emirato dependiente (714-756)
En esta etapa la Península Ibérica fue simplemente fue una provincia más del califato de Damasco, gobernada por un emir, que era delegado del califa. En esta etapa hubo una gran inestabilidad política y no cesaron las campañas militares. Se produjeron dos grandes derrotas (además de la rebelión bereber): La batalla de Covadonga (en la que Asturias garantizó su independencia) y la batalla de Poitiers (que acabó con los intentos de expansión al otro lado de los Pirineos).
Emirato independiente (756-929)
En el 750 se produjo una sublevación, en la que el califa fue expulsado, los Abbasíes tomaron el control y los miembros de la dinastía de los Omeyas (su familia) fueron asesinados todos excepto uno (Abd-al-Rahman I) que acabó refugiándose en Al-Andalus, donde se proclamó emir y estableció la capital en Córdoba. Entonces este emirato dejó de tener dependencia política de los califas abasíes (que habían establecido su sede en la ciudad de Bagdad) aunque seguía habiendo dependencia religiosa. Entonces se empezó una etapa de consolidación y reorganización del poder musulmán en Al Ándalus, aunque siguieron habiendo tensiones.
En el año 929 se dio el paso definitivo a la independencia y la crisis que estaba pasando el califato de Bagdad incitó al emir Abd-al-Rahman III (912-961) a autoproclamarse Califa, y gracias a ello, se consiguió la independencia política y religiosa. Este período representó el momento culminante del poder político musulmán en España, en especial durante el reinado de Al-Hakam II. En el terreno militar destacó Almanzor, con el cual el califato se convirtió en una dictadura militar (aunque el califa era Hisham II). Almanzor emprendió campañas contra los núcleos cristianos con la intención no de conquistar, sino de saquear y destruir. Tras su muerte en 1002 el califato acabó desintegrándose en reinos de taifas (1031).

2.3 La crisis del siglo XI: Los reinos de taifas.

Tras la muerte de Almanzor en 1002 el califato de Córdoba fue debilitándose acabando por desaparecer en el año 1031, pero en su lugar surgieron los primeros reinos de taifas, entre los cuales había disputas y los más débiles fueron desapareciendo y fueron anexionados por los más poderosos. Estos pequeños reinos, dada a su inferioridad militar frente a los cristianos, tuvieron que pagarlos unos tributos para garantizar su supervivencia denominados parias, aunque estos reinos seguían siendo igual de ricos económica y culturalmente.
Entonces, los cristianos conquistaron Toledo, y por ello los musulmanes tuvieron que pedir ayuda al imperio almorávide, que vencieron a Alfonso VI en 1086 en la batalla de Zallaqah (1086). Pero cuatro años después (1090) volvieron, conquistaron y unificaron los reinos de taifas, aunque siguieron perdiendo territorios. Además, eran mucho más intolerantes con los temas religiosos, lo que provocaba que la población cristiana y judía no los apoyaran e incluso algunos musulmanes tampoco. Finalmente con la aparición de los almohades en el norte de África, en 1145, Al Ándalus volvió a fragmentarse formándose los segundos reinos de taifas.
Más tarde (1146) llegaron a la Península los almohades que acabaron de unificar los reinos taifas en 1172 y Sevilla se convirtió en la capital del imperio almohade hispano. Entonces, comenzaron a obtener victorias sobre los cristianos (batalla de Alarcos-1195), pero éstos acaban unificando sus fuerzas y derrotaron a los almohades en la batallas de las Navas de Tolosa (1212). Con esta victoria se debilita su poder que provocó el surgimiento de los terceros reinos de taifas, los cuales fueron cayendo en manos de los cristianos todos excepto uno: El Reino Nazarí de Granada.
2.5- Al Ándalus: la organización económica y social.
En Al Ándalus la base económica siguió siendo la agricultura, pero se introducen mejoras: Se perfeccionan las técnicas de regadío, se introduce el uso de acequias y norias y se introdujeron nuevos cultivos (cítricos, arroz, caña de azúcar…). La estructura de la propiedad no varió y hubo muchos latifundios, aunque tras la conquista muchos cambiaron de dueño. Con los musulmanes se produjo una revitalización del mundo urbano y las ciudades cobraron mucha importancia.
La ciudad islámica estaba estructurada en distintas partes: Primero en el centro estaba la medina, que era el núcleo fundamental donde se encontraba la mezquita mayor y un zoco; después estaban las alcaicerías (que eran callejuelas dedicadas al comercio de lujo –seda, joyas, etc.-) , que eran estatales y las alhóndigas (que estaban dedicadas al depósito de mercancías y alojamiento de mercaderes y eran privadas); luego había un segundo cinturón formado por barrios residenciales y finalmente los arrabales, que eran barrios pegados a las murallas o extramuros y tenían una estructura que repetía la de la medina con sus zocos y mezquitas. El zoco era un amplio espacio libre dedicado al mercado.
La artesanía (sobre todo la de artículos de lujo) se desarrolló mucho. El sector más importante fue el textil con los brocados de seda y los tejidos de lana, algodón y lino. También destacaron los trabajos en pieles y cuero, la cerámica artística y el vidrio. También se introdujo el papel.
El comercio fue muy intenso y el dominio musulmán de la vertiente meridional y oriental del Mediterráneo lo potenció. Además el control del oro sudanés hizo posible una gran circulación monetaria. Había dos monedas: el dinar que era de oro y el dírhem que era de plata.
La sociedad de Al Ándalus estaba dividida en dos grandes categorías: los musulmanes y los no musulmanes. Al primer grupo pertenecían:
- La aristocracia árabe, a la que se añadieron los sirios. Ocuparon las tierras más fértiles.
- Los bereberes o neomusulmanes: eran un grupo de musulmanes recientemente islamizado del norte de África, los cuales fueron establecidos en tierras pobres en las que se dedicaron al pastoreo.
- Muladíes: Eran hispanos que se convertían al Islam para que así, pudieran librarse de pagar tributos a los musulmanes y se podrían integrar socialmente.
A los no musulmanes pertenecían los judíos (que colaboraron con los musulmanes en la conquista) y los mozárabes (que eran cristianos que vivían en territorio musulmán, pero muchos emigraban o se convertían al Islam; además las relaciones con los musulmanes empeoraron con los almohades y almorávides). También estaban los esclavos, entre los que se distinguían dos grupos: Los eslavos o esclavones (que eran prisioneros de origen europeo, que tras su manumisión se hacían libertos, se incorporaban al ejército califal y algunos consiguieron erigirse reyes de taifas); y los negros, que eran de origen sudanés y se solían usar para el uso doméstico.
2.6. Al Ándalus: El pensamiento y las letras
Desde finales del siglo VIII, en Al-Ándalus se impuso la doctrina malequí, que era muy rígida en la interpretación del Corán y muy intransigente. Pero desde mediados del siglo IX y en el siglo X Al-Ándalus alcanzó un gran nivel cultural, político y económico. Además hubo un clima de libertad que convirtió a Córdoba en un centro cultural de primer orden y muy desarrollado en todos los aspectos (ciencias y literatura). Además los musulmanes transmitieron la ciencia griega e hindú a Occidente. También introdujeron el actual sistema de numeración. Más tarde con la caída del califato, aunque se produjo un declive político, no pasó lo mismo con la cultura.
Fue muy importante Ibn Hazm con El collar de la paloma (tratado sobre amor). Pero después, los almorávides y almohades con su intolerancia limitaron el pensamiento, aunque en el siglo XII surgieron tres personajes muy importantes: Abentofail, Averroes y el judío Maimónides (libros de medicina), los cuales tomaron el pensamiento aristotélico, y cuyos escritos tuvieron mucha influencia. Finalmente el reino nazarí de Granada también fue muy importante y destacó Ibn Zamrak, cuyos poemas adornan los muros de la Alhambra.
TEMA – 3. LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS
3.1. La Península Ibérica en la Edad Media: Los primeros núcleos de resistencia.
3.2. Principales etapas de la reconquista.
3.3. La Península Ibérica en la Edad Media: Modelos de repoblación y organización social de los reinos cristianos.
3.4. La Península Ibérica en la Edad Media: Una cultura plural (cristianos, musulmanes y judíos).
*3.5. Manifestaciones artísticas en la Península Ibérica durante la Edad Media: el románico.
*3.6. Manifestaciones artísticas en la Península Ibérica durante la Edad Media: el gótico.
3.1-La Península Ibérica en la Edad Media. Los primeros núcleos de resistencia cristianos.
La franja cantábrica y los Pirineos no eran de interés para los musulmanes, por lo que se convirtieron en los primeros focos de resistencia. Surgieron cuatro núcleos: el pamplonés, el aragonés y los condados catalanes.
En la zona cantábrica se refugiaron algunos nobles y se organizó un foco de resistencia. En el 718, los astures proclamaron rey a Pelayo, el cual dirigió la lucha contra los musulmanes en el enfrentamiento de Covadonga (722). Aún así, el primer monarca de importancia fue Alfonso I (739-757), quien repobló Asturias con mozárabes procedentes de la cuenca del Duero; aunque sus sucesores tuvieron que pagar tributos a los emires de Córdoba hasta que, Alfonso II (781-842) se liberó de esa servidumbre y convirtió en Asturias en un reino con capital en Oviedo. Pero más tarde, Alfonso III consiguió más territorios extendiéndose hasta el Duero y trasladando la capital a León, formando así el reino de León. Pero más tarde, en el siglo X, hubo diversas causas que produjeron un período de crisis: El conde Fernán González formó el condado de Castilla y se independizó de León; además se produjo la instauración del califato de Córdoba, que produjo etapas difíciles y de sumisión para León, sobre todo con Almanzor.
El reino de Pamplona se formó en el siglo IX y estaba principalmente formado por vascones y en el siglo X con la dinastía Jimena, se expandió por las tierras de la Rioja . También uso una política de enlaces matrimoniales con sus vecinos. El máximo poder se alcanzó con Sancho III el mayor, que anexionó nuevos territorios (incluido Castilla).
El condado de Aragón estaba formado por una población de montañeses que se dedicaba a la ganadería y se limitaba al valle del río de Aragón, con Jaca como enclave más importante. Carlomagno creó un territorio fronterizo entre el Islam y los francos. Conquistaró Gerona y Barcelona. Entonces surgieron condados que quedaron en manos del rey franco (por el tratado de Verdún en 843), pero se los asignaba a ciertas familias de nobles. Más tarde, a medida que iban consiguiendo territorios (sobre todo por parte de Vifredo el Velloso)
3.2 Principales etapas de la reconquista.
Los reinos cristianos entre los siglos XI y XIII cambiaron mucho debido a varios factores: el avance reconquistador, las disputas entre los diferentes territorios cristianos y la concepción patrimonialista de la monarquía, la cual afectó mucho a la estructuración de los reinos; por ejemplo tras la muerte de Sancho III el Mayor, sus territorios se repartieron entre sus hijos:
  1. Aragón se lo dio a Ramiro I y en 1137 se unió con el condado de Barcelona, ya que el último monarca (Alfonso I) había muerto sin descendencia y había sido nombrado rey su hermano Ramiro II, el cual se caso, tuvo una hija, la casó con el conde de Barcelona (Ramón Berenguer IV) y dejó el puesto al mismo, dejando él el cargo.
  2. Castilla se la dio a Fernando I y se acabó uniendo con León en 1230 con Fernando III el Santo. Pero antes de esto, Alfonso Enríquez, se proclamó rey de Portugal y se independizó de la monarquía castellano-leonesa.
Hubo una serie de factores que ayudaron a la reconquista: La idea de restauración de la monarquía visigoda, el espíritu de cruzada contra los infieles (era por lo tanto una guerra santa), el crecimiento demográfico y la mejora del armamento.
Primera etapa (siglos VIII-X): Los cristianos ocuparon territorios casi vacíos (ya que se había producido la revolución bereber) como la cuenca del Duero (en la parte occidental) y el piedemonte pirenaico (en la parte oriental); y Al Ándalus era muy superior, sobre todo en el siglo X.
Segunda etapa: siglo XI y primera mitad del siglo XII: Es el verdadero comienzo de la Reconquista, ya que se produjo la caída del califato, que se desintegró en reinos de taifas. Los reinos cristianos aprovecharon esta situación para obligarlos a pagar parias y seguir avanzando. En esta etapa Alfonso VI conquistó el reino de Toledo en 1085; pero entonces los musulmanes tuvieron que pedir ayuda a los almorávides, los cuales vencieron a Alfonso VI en tres ocasiones; pero los almorávides además de no conseguir recuperar territorios, los perderán (los reyes de Aragón se extienden hasta el valle medio del Ebro) y finalmente en 1147 se conquistó el valle del Tajo y el valle del Ebro (1148). Además el Cid (Rodrigo Díaz de Vivar) conquistó Valencia, pero acabó cayendo en poder de los almorávides tras su muerte.
Tercera etapa (segunda mitad del siglo XII): En esta etapa llegaron los almohades a la Península, los cristianos estaban en disputas y el avance reconquistador se limitó a los cursos altos de los ríos Júcar, Guadiana y Turia. En esta etapa se produjo la creación de las Órdenes Militares, las más importantes fueron la de Calatrava, la de Santiago y la de Alcántara y estaban integradas por ejércitos de caballeros. También en esta época se firmaron tratados entre Castilla y León y la Corona de Aragón para delimitar los territorios que pertenecían a cada reino: El tratado de Tudillén 1151 (Aragón podía conquistar Valencia, Denia y Murcia) que más tarde sería sustituido por el tratado de Cazola 1179 en el que no podía conquistar Murcia.
Cuarta etapa: Los almohades ganaron a los cristianos en la batalla de Alarcos (1195), los cuales como consecuencia reunificaron sus fuerzas y con el espíritu de guerra santa (cruzada) se formó un gran ejército en el que intervinieron los reyes de Catilla, Aragón y Navarra con ayuda de las Órdenes militares y cruzados extranjeros e hispanos. Con este ejército vencieron a los almohades en las Navas de Tolosa (1212), y se continuó con el avance reconquistador. Entre el siglo XIII Portugal terminó su conquista, la Corona de Aragón tardó algo más también en el siglo XIII conquistó Mallorca e Ibiza con Jaime I el conquistador y más tarde en 1246 acabó conquistando todo hasta llegar a los límites impuestos por Castilla. Este fue el reino que más tardó en terminar la reconquista. Alfonso X El Sabio conquistó Andalucía y se incorporó definitivamente Murcia, pero siguió aguantando el reino de Granada.
3.3-La Península Ibérica en la Edad Media. Modelos de repoblación y organización social de los reinos cristianos.
Tras la conquista de los territorios, había que repoblarlos para afianzar las conquistas, pero el número de gente que había para repoblarlos no era siempre igual, y esto hizo que se aplicaran diversos métodos de repoblación según la época. Esto dio lugar a una estructura de la propiedad en la que al norte del Tajo predominaban las pequeñas y medianas propiedades y al sur del tajo predominaban los latifundios.
El primer método fue la repoblación por presura, que se aplicó entre los siglos VIII y X en zonas situadas al norte del Duero. La presura consistía en la ocupación de una tierra vacía, y quien cultivaba un terreno despoblado, este terreno pasaba a su propiedad.
El segundo método fue la repoblación concejil, que se dio entre los siglos XI y XII en zonas entre el Duero y los montes de Toledo (por el oeste) y por el este hasta el valle del Ebro. En esta etapa se produjo un crecimiento demográfico. El territorio se dividía en concejos con grandes términos o alfoces. Después de formarse el concejo, el rey otorgaba un Fuero o Carta Puebla (documento que recogía las normas que regulaban todos los aspectos de la vida municipal) y la gente conseguía la vecindad solicitándola y se les concedía una casa y tierras de cultivo. Además, también abundaban las tierras comunales.
El tercer método fue la repoblación que llevaron a cabo las órdenes militares durante la primera mitad del siglo XII, que se dio en el valle del Guadiana y en Teruel (parte occidental) y en el norte de Castellón (parte oriental). Eran zonas extensas poco pobladas conquistadas principalmente por Órdenes militares, las cuales dividieron las tierras en encomiendas, donde mandaba un caballero como comendador. Este método originó latifundios dedicados a la explotación ganadera.
El cuarto método de repoblación fue la repoblación por repartimientos, que se dio en la segunda mitad del siglo XIII en el valle del Guadalquivir (parte occidental) y en el litoral levantino (parte oriental). Tras ocuparse una zona, ésta se dividía en donadíos, los cuales se repartían a los que habían participado en la conquista según su rango social. También generó latifundios.
Estructura sociopolítica: Los señoríos eran territorios que se le concedía a alguien por parte del rey. Este término apareció con la reconquista con los territoriales o solariegos; que no eran de nadie. Por tanto en un principio no se entregaban las propiedades de ningún lugar; pero en el siglo XII consiguen independencia jurisdiccional y pasan a llamarse señoríos jurisdiccionales. La sociedad era estamental, había una estructura social dividida en tres clases (clero, nobleza y estado llano), de las cuales, solo presentaban privilegios las dos primeras. Esta división era rígida, ya que todo individuo pertenecía a un estamento, era muy difícil ascender o descender socialmente. La única clase verdaderamente abierta era el clero.
Nobleza: el ascenso a esta clase solo era posible por nombramiento del rey y se transmite por herencia. Había alta nobleza (duques, condes…), media (caballeros) y baja nobleza (hidalgos o infanzones). Gozaban de privilegios legales jurídicos (tribunales propios, tratamiento de favor…) y fiscales (no pagaban tributos). Además los que poseían señoríos también tenían una serie de derecho sobre los mismos: territoriales (cobro de rentas), personales (podía se hospedado en casas de sus vasallos y movilizarlos), sobre monopolios (molino, portazgo y pontazgo) y jurisdiccionales (nombrar a autoridades municipales, administrar justicia…).
Clero: También disponían de privilegios y había alto clero (obispos, abades…) y bajo clero (párrocos, curas…). La iglesia también poseía señoríos con los derechos que lo conlleva y era el único estamento abierto (aunque solo los miembros del estado llano se podían hacer del bajo clero y los de la nobleza del alto clero). También cobra el diezmo, que es un impuesto propio, mediante el cual, conseguían la décima parte de las cosechas.
Estado llano (o general o plebeyo): Estaba integrado por trabajadores y pagan tributos. Eran un grupo muy heterogéneo. La mayoría eran campesinos, pero también había artesanos (escasos pero fueron aumentando desde el siglo XI) y mercaderes (también escasos, ya que este oficio se consideraba poco digno y de judíos). Los artesanos y mercaderes fueron constituyendo una burguesía independiente en las ciudades, libres del poder señorial.
3.4. La Península Ibérica en la Edad Media: Una cultura plural (cristianos, musulmanes y judíos).
Durante la la Edad Media, en la Península Ibérica se dio una cultura plural en la que había mudéjares (árabes que vivían en territorio cristiano) y mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulman); además de haber judíos tanto en territorios árabes como cristianos. Esto favoreció el contacto entre culturas y el intercambio de conocimientos. En la Europa cristiana medieval fue la iglesia quien se encargó de preservar y transmitir la cultura; aunque la mayoría de los libros eran de carácter religioso. Solo sabían escribir y leer el clero y algunos miembros de la nobleza y funcionarios. Hasta el siglo XI, los únicos centros donde se podía aprender eran las escuelas monacales, en las que un maestro impartía enseñanza básica. Fueron importantes los monasterios de Ripoll o Sahagún. Pero a partir del siglo XII con el renacimiento de la vida urbana, surgieron las escuelas catedralicias, que impartían educación elemental a hijos de burguesía a hijos de nobleza y al clero. También se crearon escuelas superiores en las que se enseñaba teología y artes liberales. Más tarde, en el siglo XII surgieron las Universidades o Estudios Generales, las cuales estaban fundadas por el rey, y eran independientes de la iglesia, aunque requerían la aprobación del papa para conseguir reconocimiento en todo ámbito de la cristiandad. Fueron importantes la facultad de artes, de filosofía y de medicina y las Universidades de Palencia, Salamanca, Valladolid, Lérida y Lisboa.
El puente cultural entre mundo islámico y cristiandad fueron los centros de traducción del árabe, entre los cuales destacó la Escuela de Traductores de Toledo que alcanzó su apogeo con Alfonso X el Sabio (s. XIII). Allí colaboraron cristianos, musulmanes y judíos que traducían del árabe al latín y, luego, directamente al castellano. La Escuela fue muy importante en la difusión peninsular y europea de las obras científicas, filosóficas y literarias de griegos, romanos y orientales.
En el siglo IX se produjo el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago (al cual se la apodó Santiago matamoros por las apariciones en guerras) con lo que nació El Camino de Santiago, el cual se convirtió en una ruta clave en la difusión cultural. Cada vez había más peregrinos y en el siglo XI se fijó ya el camino de Santiago o Francés. Tuvo mucha importancia la orden de Cluny, la cual hizo construir 30 monasterios en España para evitar la propagación del Islam y hacerse con el control de la iglesia hispana. También apareció el Codex Calixtinus, (de Americo Picaud) el cual describió peculiarmente las tierras y gentes de España.
TEMA – 4. LA BAJA EDAD MEDIA. LA CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV
4.1. Organización política e instituciones en la Baja Edad Media: El reino de Castilla.
4.2. Organización política e instituciones en la Baja Edad Media: La corona de Aragón.
4.3. La Baja Edad Media: Crisis demográfica, económica y política.
4.4. La Baja Edad Media: La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo.
*4.5. Las rutas atlánticas: Castellanos y portugueses durante la Baja Edad Media. Las Islas Canarias.
4.1-Organización política e instituciones en la baja Edad Media: El Reino de Castilla.
En la Corona de Castilla, aunque los señoríos aumentan (sistema contractual-pactista), se acaba imponiendo la autoridad del rey (teoría autoritaria) en la baja Edad Media. La teoría autoritaria del rey defendía la supremacía del rey y el origen divino de la misma. Los demás eran sus vasallos y debían seguir sus órdenes. Había una serie de instituciones:
- Consejo real (1385): proviene de la Curia Regia (que era un consejo formado por magnates del clero y la nobleza que asesoraban al rey), que pasó a formarse prioritariamente por legistas (8 letrados, 2 prelados y 2 nobles).
- Audiencia (1371): órgano supremo de justicia, que acabó estableciendo con carácter permanente en Valladolid con el nombre de Chancillería.
En el ámbito local cada vez intervenía más la monarquía mediante dos medidas:
- Se establecían concejos restringidos (regimientos) en los que el poder recaía sobre una oligarquía (grupo de personas nombrado por el rey de la alta nobleza y burguesía).
- Aparecieron los corregidores, que en principio hacían un cargo esencialmente judicial, pero que acaban adquiriendo carácter permanente viviendo en la ciudad de la que se ocupan y ampliando sus funciones.

4.2.- Organización política e instituciones en la Baja Edad Media: La Corona de Aragón

El reino de Aragón fue una confederación de territorios en la cual se impuso la teoría contractual-pactista y se respetaban las leyes e instituciones de cada territorio. Había un concepto feudal de pacto entre el señor y sus vasallos (los vasallos debían obedecer a su señor), pero tras la conquista de Sicilia en 1282, Pedro III se tuvo que enfrentar al Papa y a Francia, y para conseguir que la nobleza le ayudara tuvo que hacer un pacto con la misma (Privilegio General) en 1283, según el cual el monarca tenía que convocar periódicamente unas cortes, además de que las decisiones importantes que tomara, las deberían confirmar las cortes; lo cual limitó bastante el poder del rey. En la baja Edad Media se desarrollaron las siguientes instituciones:
· Virreinatos: Eran territorios en los que un lugarteniente o virrey, a menudo de la familia real, que actuaba en nombre del rey, le representaba y actuaba en su nombre ya que éste no residía en la zona.
· Cortes: Instituciones que estaban compuestas por miembros de cada estamento (nobleza, clero y alta burguesía) de las que había una por territorio y que tenían cierto carácter legislativo, limitando el poder de la Corona.
· Las diputaciones. En un principio se formaban para recaudar impuestos y vigilar que el rey cumple las normas y después se disolvían. Pero más tarde se formaron con carácter permanente en cada territorio:
o Diputación del General de Cataluña o Generalitat (1359): Formada por seis miembros, dos de cada estamento. Al principio tenía función fiscal, pero con el paso del tiempo fue añadiendo más funciones (políticas, fiscales…). Fue la más importante y acabó convirtiéndose en el máximo órgano de representación política de Cataluña.
o Diputación del reino de Aragón (1412): Surgió de forma similar que la de Cataluña y también añadió funciones políticas.
o Diputación del Reino de Valencia: 1419. No adquirió funciones políticas.
· El justicia de Aragón: Fue un cargo específico de Aragón que lo desempeñaba un miembro de la nobleza designado por las cortes, y cuya función era la protección de los fueros de Aragón frente a pretensiones autoritarias del monarca.
· Los municipios de la Corona de Aragón fueron cayendo bajo el mando de oligarquías urbanas. En cada municipio había los siguientes cargos e instituciones:
· Un delegado nombrado por el rey, que a medida que pasaba el tiempo fue restando funciones.
· Unos consejeros (5 consellers en Barcelona) que eran elegidos por distintos sistemas, pero no nombrados por el rey.
· Un consejo municipal, que era un órgano asesor formado por un número determinado de miembros (en Barcelona se llamaba Consell de Cent y estaba formado por 100 jurais).
Lentamente la corona fue consiguiendo imponer un procedimiento de elección distinto (haciendo que los consellers no eligieran a los jurais y viceversa) denominado insaculación, que conseguía democratizar ligeramente esta situación.

4.3: La baja Edad Media: crisis demográfica, económica y política.

En la baja Edad Media el crecimiento se interrumpió y hubo crisis económica, agraria, demográfica y social. Pero el comercio no se vio afectado.
Las cosechas eran malas y por ello su bajo rendimiento no permitía almacenar comida para cuando haya escasez. Además importar trigo era casi imposible por lo caro que era. Hubo varios períodos de malas cosechas, lo que producía crisis de subsistencia (las malas condiciones climáticas arruinaban las cosechas, como era el trigo escaso se encarecía y aparecía el hambre y con ello la población era más vulnerables a las enfermedades).
La peste negra era una enfermedad de los roedores que llegó a España en 1348 por el comercio y se acabó extendiendo por toda España en 1350. Como sobre la población había hambre, la gente era más vulnerable a esta enfermedad y murió gran cantidad de gente debido a esta enfermedad (en algunos lugares hasta la mitad, además hasta el rey Alfonso XI murió). Afectó más a las zonas litorales y a las ciudades.
La gente huía a las ciudades para evitar ser contagiada (aunque es lo peor que podían hacer) y muchos lugares quedaron despoblados (murió toda su población o huyeron). También la peste negra provocó un gran impacto psicológico aterrorizando a la gente haciendo que algunos se volvieron muy religiosos y otros intentaran disfrutar al máximo. Fueron famosas las danzas de la muerte.
Los señores también se vieron afectados por esta crisis, debido a una serie de causas: la reconquista ya había terminado y no podían aumentar sus patrimonios, se murieron muchos de sus vasallos, con lo que disminuyeron sus rentas y aumentó mucho el precio de todo tipo de productos; pero aprovecharon la debilidad de la monarquía para usurpar tierras a la monarquía y además endurecieron las condiciones de los campesinos, sobre todo en Cataluña, donde los campesinos solo podían abandonar sus tierras mediante la compra de su libertad (payeses de remensa).
Hubo dos grandes tipos de tensiones sociales debidas al descontento y las dificultades económicas: Las rebeliones de los campesinos contra los señores que pretendían frenar el abuso de los señores sobre los mismos; y los enfrentamientos en las ciudades, que eran más cortos .
La crisis política: En esta etapa se inició el paso a la monarquía autoritaria, pero para ello hubo que pasar por numerosas guerras civiles y conflictos, entre los cuales destacaron las guerras civiles de Castilla, Navarra y Cataluña.
En la Corona de Catilla se pueden distinguir dos fases: La crisis del siglo XIV y después la recuperación demográfica y económica en el siglo XV. En la crisis se produjeron crisis agrarias, la peste negra y la guerra civil entre Pedro I (ayudado por Inglaterra y financiado por los judíos), que quería imponer una monarquía autoritaria y su hermanastro Enrique de Trastámara (ayudado por Francia), el cual acabó asesinando a su hermanastro y accediendo al trono. Esto supuso la implantación de la dinastía de los Trastámara y el triunfo de la nobleza frente a Pedro I. Entonces la nobleza fue recompensada y se inició la expansión señorial y la construcción de mayorazgos (que se transmitían por herencia). Esto hizo que el poder de la nobleza aumentara y que los nobles tuvieran mucha influencia política (por ejemplo en la ejecución de don Álvaro de Luna favorito del rey, y con Enrique IV destronaron y humillaron al rey en la farsa de Ávila (1465).
También se produjo una guerra civil en Cataluña, en la que se enfrentaron Juan II (a favor del absolutismo) y la oligarquía, y acabó ganando el rey con la Capitulación de Pedralbes e imponiéndose la monarquía autoritaria.

4.4.- La baja Edad Media: La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo

Hubo tres etapas en la baja Edad Media en la Corona de Aragón. En la primera mitad del siglo XIV hubo un crecimiento demográfico y económico. En la segunda mitad del siglo se produjo una crisis, que afectó sobre todo a Cataluña. Finalmente en el siglo XV hubo una recuperación, excepto en Cataluña, que con la crisis empeoró su situación.
Todos los territorios de la corona de Aragón (excepto Aragón) tenían acceso al Mediterráneo, lo que promovió el comercio y la expansión política.
Aragón incorporó Sicilia, Córcega y Cerdeña y el reino de Nápoles, lo que provocó la oposición de Francia y del papado. Incluso se conquistó durante un período de tiempo los ducados de Atenas y Neopatria, que fueron conquistados por los almogávares a principio de siglo.
Con Jaime II (1291-1327) el imperialismo catalano-aragonés en el Mediterráneo experimentó un nuevo impulso. La aventura de los almogávares en el Mediterráneo oriental es la más célebre expresión de este proceso.
Además de esta expansión política, se desarrolló un comercio internacional, en el cual Cataluña tomó un papel muy importante y en especial el puerto de Barcelona, donde se exportaba hierro y tejidos y se importaban cereales de Cerdeña y Sicilia y especias (sedas y perfumes) de Bizancio, Siria y Egipto. Para el comercio, Cataluña redactó un libro que contenía las normas del comercio marítimo (Libro del consulado del mar), además de crear los consulados en los territorios con los que comercia, los cuales eran dirigidos por un cónsul de ultramar y cuyo territorio se den0ominaba alfondazgo.
Pero este comnercio fue empeorando sobre todo con la caída del imperio bizantino en manos de los turcos en 1453, con lo que se cerraban las rutas por el mediterráneo para conseguir especias, y por ello surgieron las rutas atlánticas.
TEMA – 5.- LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO
5.1. Los Reyes Católicos: La unión dinástica.
5.2. Los Reyes Católicos: La conquista del Reino Nazarí.
*5.3. Los Reyes Católicos: La integración de las Canarias y la aproximación a Portugal.
5.4. La organización del Estado bajo los Reyes Católicos: Instituciones de gobierno.
5.5. La proyección exterior bajo los Reyes Católicos: Política italiana y norteafricana.
5.6. El Descubrimiento de América.

5.1 Los Reyes Católicos: La Unión Dinástica.

El problema de la sucesión al trono de Castilla se inició cuando unos nobles exigieron a Enrique IV que nombraran rey a su hermanastro Alfonso en vez de a su hija Juana. El monarca al principio estaba de acuerdo, pero luego se negó, por lo que los nobles le depusieron en efigie en la Farsa de Ávila; pero más tarde Enrique IV se impuso a los rebeldes por la fuerza de las armas en Olmedo (1467). Un año después murió Alfonso y los nobles rebeldes ofrecieron la corona a Isabel, la cual se consideraba la legítima heredera, puesto que Juana la Beltraneja según algunos era hija de Beltrán de la Cueva favorito del rey. Entonces Enrique IV accedió en el tratado de los Toros de Guisando (1468) con la condición de que Isabel se casara con Alfonso V rey de Portugal. Pero Isabel se casó en secreto con Fernando, hijo de Juan II, en 1469, y por ello el rey la desheredó y nombró sucesora a Juana. Tras morir Enrique IV Isabel se declaró la reina de Castilla pero más tarde Alfonso V de Portugal invadió Castilla para conseguir la corona para Juana. Isabel contaba con el apoyo de Aragón, además de la gran mayoría del clero, de las ciudades y pueblos en general y la mayoría de los nobles. Juana fue apoyada por Portugal, parte de la nobleza, algunos miembros del clero y Francia. Finalmente con el Tratado de Alcaçovas en 1478 se reconoció a Isabel como reina de Castilla
En 1479, Fernando I era coronado rey de Aragón. Y de esta manera se produjo la unión dinástica entre los dos reinos más poderosos de la península. Esta unión estaba caracterizada porque cada rey seguía gobernando en su territorio y cada territorio conservaba sus leyes e instituciones.
Cuando murió Isabel en 1504 le dejó la Corona de Castilla a Juana la Loca, que vivía en los países Bajos por estar casada con Felipe de Austria, por lo que Fernando sería solo rey de Aragón, aunque podría ser regente hasta que el hijo mayor de Juana cumpliera la mayoría de edad, y es lo que hizo cuando murió Felipe de Austria. Mientras tanto, Fernando se casó con Germana de Foix, y tuvo un hijo con él que de no haber muerto habría heredado la Corona de Aragón, pero al final, ambas coronas recayeron sobre Carlos I, nieto de los reyes Católicos.
Diferencias entre los reinos:
Castilla era más extensa y poseía mayor riqueza económica y mayor población que Aragón, tenía una fuerte actividad comercial y exportaba lana, mientras que el comercio catalán estaba en crisis. Castilla solo tenía unas Cortes mientras que en Aragón había unas cortes para cada territorio. La monarquía castellana no estaba sometida a las cortes y la corona de Aragón sí. Por estas diferencias, Castilla fue mucho más poderosa.

5.2 Los reyes Católicos: la conquista del reino nazarí.

La guerra de Granada supuso la incorporación a Castilla de este último reino. La frontera con el reino nazarí era una fuente continua de conflictos y Castilla aprovechó uno de estos muchos incidentes _la toma de Zahara_ para declararlos la guerra, la cual duró diez años (1482-1492). Uno de los objetivos de la guerra no era realmente la conquista de Granada, sino la orientación de la nobleza contra el reino de Granada y la revitalización del espíritu de reconquista, así se evitaba que algunos nobles pudieran rebelarse contra los reyes. Además de participar la nobleza, también tuvo mucha importancia la intervención de la Santa Hermandad, la cual aportó hombres (milicias de ciudades) y una gran cantidad de dinero (subsidios votados por la Junta General). Además, en el reino de Granada había luchas internas, incluso entre los miembros de la familia real: _el emir Muley Hacén, su hijo Boabdil y su hermano Muhammad el Zagal_ . La guerra fue más de asedios que de batallas campales, además muchas ciudades se rendían y se producían capitulaciones, excepto en el caso de Málaga, que intentó resistir hasta el final. La última ciudad que quedó fue Granada, que fue asediada y al final el emir Boabdil, firmó la rendición en secreto. A cambio de esta rendición Boabdil recibió el señorío de las Alpujarras, pero acabó emigrando a Marruecos.

5.4 La organización del Estado bajo los Reyes Católicos: Instituciones de Gobierno

Los reyes Católicos se propusieron una serie de objetivos, que principalmente fueron el reforzamiento de la autoridad de la monarquía (se impone una monarquía autoritaria); y la creación de un estado moderno.
Para cumplir estos objetivos, los reyes católicos tuvieron que reorganizar el estado mediante una serie de medidas: En primer lugar se creó la Santa hermandad (en 1476), que era la junta general de las hermandades locales y tenían funciones políticas, judiciales y servía de complemento militar para el ejército real. Esta junta general acaba desapareciendo en 1498, aunque las hermandades locales se mantienen. También se reduce el poder político de la nobleza, aunque aumenta su poder económico y se consigue el control de las órdenes militares, ya que, el rey es nombrado gran maestre, y como consecuencia, los tres maestrazgos pasan a ser del rey. Además, se disminuye la convocatoria de cortes en Aragón (ya que éstas tienen que aprobar las decisiones del rey) y se usan las cortes de Castilla para dar mayor solemnidad a leyes creadas por los reyes. La política religiosa también es modificada y principalmente se introducen tres medidas:
· Se crea la inquisición española y la corona nombra a los inquisidores.
· Se obtiene del papa el “derecho de presentación” o “patronato regio”, según el cual, los reyes pueden presentar obispos y otros cargos del alto clero, aunque estos cargos tienen que ser confirmados por el papa.
· Se produce la unificación religiosa mediante la expulsión de los judíos (en 1492) y la conversión forzosa de los musulmanes al cristianismo en 1502.
Finalmente se desarrollan y modifican las instituciones y aumenta la burocracia. El consejo Real pasa a estar formado únicamente por juristas y letrados y terminará llamándose consejo de Castilla y de sus comités especializados irán surgiendo otros consejos como el consejo de las órdenes militares, el consejo de Aragón… También surgirán los secretarios reales, que actuarán de enlace entre el rey y los consejos. Para administrar justicia en Castilla se crearon dos tribunales supremos (Chancillerías) y dos audiencias (tribunales de rango inferior) y en Aragón se creó una audiencia por reino. Finalmente los corregidores adquirieron un carácter permanente en todas las ciudades y eran nombrados por el rey.

5.5-La proyección exterior bajo los Reyes Católicos: Política italiana y norteafricana

Con los Reyes Católicos, las buenas relaciones de Castilla con Francia acabaron, y fueron sustituidas por la rivalidad que tenían con los aragoneses fundamentalmente por el predominio en la península italiana (Cerdeña y Sicilia ya pertenecían a Aragón, pero el Reino de Nápoles aunque antes pertenecía a Alfonso V, éste se lo dejó a un hijo ilegítimo), que era deseada tanto por los franceses como por los aragoneses. Por ello se produjeron las guerras de Italia (1495-1496 y 1502-1503). Al principio, Fernando el Católico y el monarca francés, Carlos VIII, buscaron una solución pactada mediante el Tratado de Barcelona (1493) por el cual Aragón recuperaba el Rosellón y la Cerdaña, pero renunciaba a hacer alianzas (salvo con el papa) para la conquista de Italia. Pero más tarde, Aragón se alía con el papa y envía tropas al reino de Nápoles lideradas por Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán en 1495; el cual acaba derrotando a Carlos VIII y a su sucesor Luis XII, y por tanto, el Reino de Nápoles se acaba integrando a la corona en 1505.
En el norte de África los castellanos iniciaron la expansión hacía el Magreb con el objetivo de neutralizar a la piratería berberisca y los posibles ataques a la Península por los musulmanes y turcos. Esta conquista se limitó a un número reducido de plazas fuertes: Melilla, Orán, Bugía y Trípoli. Aún así, no se consiguió acabar con la piratería berberisca.
Tras la caída del imperio bizantino en manos de los turcos, la ruta de la seda y de las especies era controlada por los musulmanes. Por ello los portugueses y castellanos iniciaron la exploración del Atlántico con el objetivo de encontrar nuevas fuentes de metales preciosos y que hicieran más rentable el comercio con Oriente. Los primeros en conseguirlo fueron los portugueses a través de una ruta por el sur del Atlántico hasta las Molucas y China bordeando África. Castilla intentará hacerlo atravesando el atlántico, pero así se acaba descubriendo América. Para ello, tiene mucha importancia la culminación de la conquista de las Canarias en 1496, de las cuales, las islas menores ya estaban conquistadas y los nuevos monarcas acabaron conquistando las grandes (Gran Canaria, La Palma y Tenerife). El procedimiento que siguieron los reyes católicos fue diferente: se usaba un sistema de capitulaciones (se llevaba a cabo un pacto con capitanes y eclesiásticos para que conquistaran y evangelizaran ciertas zonas en nombre de la monarquía). Tras la conquista de estas islas, no se hacían señoríos, sino que se integraban a la Corona como tierras de realengo. Las islas Canarias fueron muy importantes por su especialización agrícola y por su importancia en la ruta hacia América.

5.6.- El descubrimiento de América

La caída del imperio bizantino en manos de los turcos dificultó el comercio por el Mediterráneo, lo que originó la aparición de las rutas atlánticas. El descubrimiento de América se lleva a cabo en 1492 por Cristóbal Colón
Cristóbal Colón propuso a Portugal a finales del siglo XV su proyecto de llegar a las islas de las especias a través del Atlántico, pero éste lo rechazó. Por ello más tarde se lo propuso a los reyes católicos, que en un principio no le harían caso, pero más tarde, lo admitirían (ya que si se perdía perdían poco y si Colón lo conseguía, mucho ya que la expansión de Catilla quedó limitada a las Canarias y a Santa Cruz de Mar Pequeña. Para poner en práctica su proyecto, Colón partía de la idea de la esfericidad de la Tierra, aunque creía que la tierra era más pequeña. Finalmente se acordó con Colón las capitulaciones de Santa Fe (1492), según las cuales Colón sería virrey de todas las tierras que descubriese y obtendría el diez por ciento de los beneficios. El 3 de agosto de 1492 Colón inició su viaje saliendo del puerto de Palos de la Frontera en Huelva. La de tres naves llegó a una pequeña isla de las Antillas el 12 de octubre. Tras este viaje Colón realizó otros tres viajes más, aunque murió creyendo que había llegado a Asia por la ruta occidental. La confirmación de que se trata de un nuevo continente llegaría con Américo Vespuci, que por cuenta de Castilla y Portugal exploró las costas sudamericanas y descubrió de qué se trataba de un nuevo continente.
Primero se firmó el Tratado de Alcaçovas, según el cual Isabel era la reina legítima de Castilla, aunque no podía ir más al sur de las canarias. Más tarde, el papa creó las bulas Inter caetera, según las cuales, pertenecían a Castilla todas las tierras de América a partir de un meridiano situado a 100 leguas de Cabo Verde; aunque más tarde se desplaza este meridiano a 370 leguas por los reyes católicos en el Tratado de Tordesillas (1494). De esta manera la costa africana y el actual Brasil quedaron en manos portuguesas, y el resto de América en manos castellanas.
TEMA – 6.- LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
6.1. El Imperio de Carlos V: Conflictos internos. Comunidades y Germanías.
6.2. La Monarquía hispánica de Felipe II.
6.3. La España del siglo XVI: La unidad ibérica.
6.4. La España del siglo XVI: El modelo político de los Austrias.
*6.5. La España del siglo XVI: El gobierno y la administración de América.
6.6. El Renacimiento en España.
6.1.- El Imperio de Carlos V: Conflictos internos. Comunidades y Germanías
Carlos I recibió una gran herencia: de su abuelo paterno heredó Austria, de su abuela paterna los Países Bajos y el Franco Condado; de su abuelo materno, la Corona de Aragón (con Sicilia, Cerdeña y el reino de Nápoles) y de su abuela materna hereda Castilla (y territorios de América). Además Carlos I acaba obteniendo el título de emperador de Alemania gracias al apoyo financiero de los Fugger.
Debido al creciente descontento en Castilla provocado por una serie de causas, como la presencia de extranjeros en altos cargos políticos, se acabó produciendo la sublevación de las principales ciudades castellanas en 1520 y la expulsión de los corregidores de estas zonas de sus cargos, la cual se pasó a llamar, sublevación de los Comuneros. Este movimiento crearon la Santa Junta donde se hicieron una serie de reclamaciones al rey: Que Carlos regrese a España y que aprenda castellano, que excluya a los extranjeros de los cargos políticos, que reduzca los impuestos, que tengan mayor protagonismo las Cortes y finalmente que se limite la exportación de lana a Flandes, que impedía el desarrollo de una industria textil en Castilla. En este conflicto se acabaron añadiendo hasta campesinos y se acabó convirtiendo en una rebelión antiseñorial, pero la nobleza acabó uniendo las fuerzas con el rey y acabaría derrotándolos en Villalar (1521), donde se aprisionaron a los líderes de la revuelta de los Comuneros (Bravo, Padilla y Maldonado) y fueron ajusticiados. Después de esta derrota, Toledo sigue aguantando unos meses, pero finalmente se rinde. Las consecuencias que trajo esto fueron graves ya que se frustraron los objetivos de innovación de la burguesía y la alianza entre monarquía y nobleza hizo que Castilla permaneciera muy conservadora.
Un segundo conflicto que tuvo que afrontar Carlos I fue en la Corona de Aragón ya que en 1519 los gremios de artesanos de Valencia solicitan al rey permiso para reclutar milicias (las germanías) para defenderse de la piratería berberisca, pero debido al descontento que también pasaban, se acabaron sublevando casi simultáneamente a las comunidades de Castilla y también se reunieron en Junta y propusieron la reducción de los privilegios de la nobleza. Este conflicto también se acabó radicalizando hasta llegar a rebelión abierta cuando los poderosos abandonan las ciudades por un brote de peste. Pero este movimiento fue a diferencia del castellano, un conflicto de clases, aunque acabó finalizando igual que el de Castilla: con la alianza de la monarquía con la nobleza y la derrota de las Germanías
6.2- La monarquía hispánica de Felipe II.
La política interior de Felipe II se apoyó en dos bases: por una parte en el absolutismo y por otra la intolerancia religiosa. Felipe II fue especialmente intolerante con la religión y con él, cobró mucha importancia la Inquisición. Además introdujo una serie de medidas contra la herejía, entre las que destacan la prohibición a los estudiantes de cursar estudios en universidades extranjeras, la prohibición de importar libros y la prohibición de poseer y leer libros que figuraban en un “índice” realizado por el rey. Además, la intolerancia religiosa de Felipe II fue reformada por el espíritu de la Contrarreforma (reforma de la iglesia católica como reacción ante la reforma protestante). Debido a esta intolerancia religiosa, la relación entre los moriscos y los cristianos se fue deteriorando cada vez más, hasta que los moriscos se rebelan en 1568 tras haberse realizado en 1567, un decreto real en el que se prohibía a los moriscos el uso de su lengua y de sus costumbres con el objetivo de aumentar la seguridad, ya que el imperio Turco se estaba haciendo muy fuerte y podría entrar en contacto con estos musulmanes. Esta rebelión se extendió con especial intensidad en la sierra de las Alpujarras (por eso se llama rebelión de las Alpujarras), pero finalmente se acaba sofocando tras dos años, tras los cuales, en 1570 se acaba decretando la dispersión de los moriscos por toda Castilla.
Durante su reinado, Felipe II intentó fortalecer su autoridad en la Corona de Aragón, aunque se tiene que acabar enfrentando con el Justicia de Aragón por culpa de Antonio Pérez, un secretario del rey. Antonio Pérez huyó a Francia, el cual acabó siendo uno de los elementos clave de la Leyenda Negra de España. Tras esto, el rey decidió convocar las cortes de Aragón, donde decidió que el virrey podría ser extranjero, y que el rey sería el que eligiera al Justicia.
Los conflictos exteriores con Felipe II empiezan cuando Francia declara la guerra a España, aunque es derrotada en la batalla de San Quintín (1561) y más tarde, en 1569, se firma la paz. Más tarde se produce la sublevación de los Países Bajos ocasionada principalmente por tres tipos de causas. En primer lugar causas políticas, ya que los Países Bajos estaban acostumbrados a un gobierno más parlamentario, además, también hubo causas religiosas ya que se empezó a extender el calvinismo por el norte de los Países Bajos. También hubo causas económicas debidas al aumento de la presión fiscal (había más impuestos). Esta sublevación fue uno de los mayores problemas de la monarquía de Felipe II, y, al final de su reinado, siete provincias del norte de los Países Bajos se acabaron independizando de hecho bajo el nombre de Provincias Unidas, aunque este conflicto se extendió hasta 1648 en el que España tras la derrota en la Guerra de los treinta años acaba reconociendo la independencia de las Provincias Unidas.
Inglaterra, antes aliada de España (puesto que hasta Felipe II había estado casado con su reina), se convierte en rival con la ascensión al trono de Isabel I. En el siglo XVI Inglaterra crece bastante y esto la impulso al comercio colonial donde su máximo rival era España. Por ello Inglaterra apoyaba a los holandeses para debilitar España, y además, utilizaba la piratería contra el comercio español atlántico. Desde 1585 las hostilidades hacia Inglaterra son un hecho real y Felipe II decide enviar a la Gran Armada en 1588, aunque acaba en gran fracaso. Finalmente la paz con Inglaterra se produce con la muerte de Isabel en el reinado de Felipe III.
Para acabar con la ofensiva turca en el Mediterráneo, se organiza la Liga Santa, formando una flota que acabó derrotando a los turcos en la batalla de Lepanto en 1571, con lo que se frenó el avance turco y la piratería. Finalmente, se añade Filipinas a la monarquía hispánica.
6.3- La unidad Ibérica.
Carlos I deja a su hijo Felipe II todas sus posesiones excepto las posesiones de Austria que se las deja a su hermano. Esto lo hace principalmente para evitarle problemas a Felipe II. Más tarde, en 1578 muere el rey de Portugal sin descendencia (Sebastián I de Portugal) en una batalla de Alcazarquivir. Entonces la política matrimonial de los Reyes Católicos hizo posible que Felipe II pudiera reclamar sus derechos al trono, ya que es nieto de Manuel I el afortunado. A pesar de ello, tiene que enviar tropas a Portugal e invadirlo, cosa que logró con facilidad. Finalmente su aceptación como rey se produce en las cortes de Thomar en 1580, pero cumpliendo una serie de condiciones: que el virrey de Portugal sea portugués, que los altos cargos militares y políticos de Portugal estén ocupados por portugueses y que el comercio con las Indias (portuguesas) se realice en barcos portugueses con comerciantes portugueses. Aunque Felipe II consiguió Portugal, vivió en España la mayor parte de su vida y las cortes que hasta ahora eran itinerantes se hicieron permanentes al establecer Madrid como capital (1561). A pesar de esta unión, Portugal se acaba separando oficialmente en 1668.

6.4- La España del siglo XVI, El modelo político de los Austrias.

La monarquía hispánica del siglo XVI estaba constituida por reinos muy dispersos y con alto grado de autonomía, pero entre todos estos reinos destacaba Castilla, ya que era el territorio más rico y poblado; y además, era el que proporcionaba al monarca más facilidad para ejercer su poder absoluto. Por ello, puede decirse que la monarquía de los Austrias era una monarquía multinacional descentralizada basada en la supremacía de Castilla. Los Austrias usaron un sistema polisinodial de gobierno, ya que tenían un gobierno mediante sínodos o consejos, de los cuales los primeros consejos fueron creados por los Reyes Católicos. El desarrollo de este sistema fue especialmente importante con Carlos I, que creó muchos nuevos consejos especializados en asuntos de los distintos territorios o en cuestiones más concretas. Felipe II también modificó algo el sistema, el cual presentaba la siguiente estructura: Primero se encontraba el Consejo de Estado, creado por Carlos I y formado por personas de los distintos reinos. Estaba por encima de los demás consejos y estaba presidido por el rey, aunque éste no tenía la obligación de asistir. El secretario de este consejo era el propio secretario personal del rey y se encargaba de poner en relación los demás consejos con el rey. Con una menor importancia se encontraban los consejos territoriales, que se encargaban de asuntos específicos de cada reino o territorio. El más importante es el consejo de Castilla, que actúa de tribunal supremo con funciones de gobierno asó como funciones económicas, sociales, culturales. Además se crean muchos nuevos: los de Indias, Italia, Flandes y Portugal. En la administración territorial destacaron las siguientes instituciones:
ü Los virreyes, que suplían al rey en zonas donde éste no habitaba Hubo virreyes en gran cantidad de territorios.
ü Las Cortes, que mantuvieron las mismas características que en la Edad Media Por ello las cortes de Aragón y Navarra fueron más reivindicativas, mientras que en Castilla se dejaron de convocar a nobles y eclesiásticos.
ü Las Audiencias: que desempeñaron el papel de tribunales superiores de justicia en sus respectivos territorios. En el siglo XVI se forman más Audiencias.
Los asuntos americanos se llevaban desde Esparta a través de dos instituciones: Por una parte se encontraba la Casa de Contratación de Sevilla, que tenía el objetivo de organizar y controlar todo el comercio y navegación con América.Por otra parte se encontraba el Consejo de Indias, que tenía jurisdicción sobre todos los territorios y organismos americanos. Su objetivo era la elaboración de leyes para las Indias, el nombramiento de cargos y además fiscalizar los asuntos económicos en América. América, desarrolló su propia administración territorial. En primer lugar se encontraban los virreinatos (los de rango superior). Había dos: el de Nueva España y el de Perú que estaban separados por Panamá. Dentro de estos virreinatos se encontraban las gobernaciones, equivalentes a las provincias de Castilla, que eran regidas por un gobernador. Su número fue aumentando con la conquista. Además también existieron las capitanías generales en los territorios fronterizos, que estaban a cargo de un capitán general y tenían una elevada autonomía militar. Por debajo de las gobernaciones se encontraban los corregimientos, las Audiencias, que en América, además de ser órganos de Justicia suprema cobraron funciones gubernativas al servicio de los virreyes. Finalmente estaban los cabildos o ayuntamientos que eran la unidad de administración básica y eran similares a los castellanos.
6.6 El renacimiento en España.
El siglo de oro español se produjo entre 1519 y 1648, año en el que se finaliza la guerra de los 30 años. En esta época y sobre todo en el sigo XVI, se localiza el Renacimiento; por ello, en esta época hay mucha influencia de Erasmo de Rótterdam y destacan filósofos y escritores como Juan y Alfonso De Valdés y Juan Luis Vives. En esta época el movimiento protestante provocó una reacción de la iglesia contra cualquier manifestación intelectual que defendiera la libertad de pensamiento. En la defensa del Catolicismo fue importante la fundación de la Compañía de Jesús por parte de San Ignacio de Loyola en 1540, una organización de jesuitas caracterizada por su estructura militar y su sentido de la disciplina. Destacan por su obediencia al papa y además desarrollaron una activa labor misionera en Asia y América.
También fue importante la intervención de los teólogos españoles en el Concilio de Trento, que fue convocado por Carlos I, para resolver el problema de la división entre Iglesia Católica y protestante.
En esta época, se produjo un espectacular desarrollo científico e intelectual, provocado por el descubrimiento del Nuevo Mundo. Las ciencias (naturales sobre todo) se desarrollaron gracias al conocimiento de nuevas tierras y especies. Además en el ámbito del derecho, el debate sobre los derechos de los indios y la legitimidad de la guerra de conquista sentó las bases del derecho internacional con Francisco de Vitoria como máximo exponente. Finalmente en el ámbito de la economía el comercio y la afluencia de oro y de plata americanos plantearon en teólogos y juristas una reflexión sobre la moralidad de distintas prácticas comerciales que desembocó en la elaboración de teorías económicas. Destacó la Escuela de Salamanca con la teoría cuantitativa del dinero.
TEMA – 7.- LA ESPAÑA DEL BARROCO
7.1. La España de los Austrias menores: Los validos.
7.2. La España de los Austrias menores: Los conflictos internos.
7.3. La crisis de 1640.
7.4. La España de los Austrias menores: La política exterior. El ocaso de la hegemonía de los Habsburgo.
7.5. Evolución económica y social en el siglo XVII.
7.6. Mentalidad y cultura en el Siglo de Oro.
*7.7. El arte en el Siglo de Oro.
7.1. La España de los Austrias menores: Los validos.
Con Felipe III se inició la práctica de la privanza, es decir, el rey delegaba las cuestiones de gobierno en manos de un hombre de confianza: el privado o valido. Éste carecía de cargo oficial, aunque actuaba como un primer ministro. Esta privanza se dio a lo largo de todo el siglo XVII. El valido de Felipe III fue el duque de Lerma, un político mediocre al que no le interesaba realmente España. El duque de Lerma trasladó la corte a Valladolid en 1600, con el fin de vigilar mejor lo que hace el rey (ya que Lerma está más cerca de Valladolid que de Madrid), aunque más tarde la corte volvió a Madrid. Con la política de Felipe III se produjo una recuperación de poder político de la alta nobleza (debido a la debilidad de la monarquía). Finalmente Felipe III cesó al duque de Lerma de su cargo, aunque nombró a su hijo como nuevo valido.
En 1621 murió Felipe III y le sucede su hijo Felipe IV, el cual sí que estaba interesado por la política y era culto; además el nuevo valido, el Conde Duque de Olivares, sí que pensaba por España y quiso introducir un programa de reformas, aunque no le salió bien y por eso acaba siendo cesado de su cargo.
Finalmente cuando Felipe IV muere le deja el trono a Carlos II su hijo, aunque éste sólo tenía cuatro años y por ello Felipe IV dispuso en su testamento que Mariana de Austria gobernara con ayuda de un consejo de regencia hasta la mayoría de edad de Carlos II. Este consejo estaba formado por tres magnates castellanos y otros tres aragoneses. Aún así, Mariana de Austria no siguió esto y depositó su confianza en un valido (Nithard). En el reinado de Carlos II hubo muchos validos entre los que destaca Juan José de Austria, y esto supuso un clima de gran inestabilidad política, sobre todo al final del reinado de Carlos II con el problema sucesorio.
7.2. La España de los Austrias menores: Los conflictos internos.
Felipe III continuó la política de intolerancia religiosa, ya que en 1609 decretó la expulsión de los moriscos en Valencia, y más tarde (en 1610) en Castilla y Aragón. Lo que le hace tomar esta medida fue el rechazo de la población cristiana a los moriscos, el temor que propician (porque sus correligionarios los turcos) y el afán de la monarquía por demostrar su fuerza. Las consecuencias que trajo esta medida fueron nefastas, ya que casi 300000 moriscos abandonaron la Península, lo que supuso una importante pérdida cualitativa y cuantitativa pues constituían una comunidad laboriosa de campesinos y artesanos. Además, en los reinos de Aragón y Valencia, se sufrió una crisis de mano de obra en la agricultura, que, además se agudizó con las pérdidas que produjo la peste entre 1597 y 1602. Finalmente en el plano étnico y religioso, se culminó con esta medida la política de intolerancia religiosa.
Más tarde, con el valido de Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares, se trató de reformar la monarquía. Para ello se basó en dos principios fundamentales: En primer lugar se basó en la reputación de España, que obligaba a restaurar la tradición imperial de prestigio y a recuperar el protagonismo exterior. Por ello se reinició la guerra con Holanda tras la tregua de los doce años. Además se volvió a participar activamente en los conflictos europeos. Por otra parte se baso en una reforma con la que intentó llevar a cabo una serie de proyectos cuya finalidad era fortalecer la monarquía española y evitar su decadencia, aunque no le salieron bien. Destacan tres proyectos:
En primer lugar el proyecto de un banco estatal con el que Olivares quiso fundar una red nacional de erarios que liberase a la Corona de su dependencia de la banca extranjera.
En segundo lugar propuso la unificación jurídica e institucional de la monarquía. Según este proyecto se impondría en todos los lugares las leyes e instituciones de Castilla, ya que eran las que más libertades proporcionaba a la monarquía. Además esta unidad facilitaría el gobierno y la solidaridad entre todos sus habitantes. Esto se lo propuso al rey en el Memorial secreto de 1624, donde le decía al rey Felipe IV que tenía que convertirse rey de España y no de tantos territorios, mediante tres caminos: Fomentando los matrimonios entre castellanos y naturales de otros territorios (vía lenta), negociando con cada territorio la modificación de sus leyes con la presencia de un poderosos ejército que sugiriera la posibilidad de imponer los cambios por la fuerza; y aprovechar la presencia del ejército y fomentar una rebelión popular que justificaría la intervención para sofocarla y aplicando el derecho de conquista, modificar sus leyes y eliminar los fueros.
Finalmente el tercer proyecto fue la unión de armas, que pretendía la formación de un ejército permanente integrado por 140000 hombres reclutados de cada uno de los reinos de la monarquía, en proporción a su población y riqueza. Este proyecto fracasó por la oposición de las Cortes de la Corona de Aragón, que recelaban de la monarquía y la consideraban ajena y poco respetuosa con sus leyes. Las Cortes de Aragón y Valencia al final no aportaron hombres, pero sí dinero; en cambio Cataluña no aportó ni hombres ni dinero.
7.3. La crisis de 1640.
Las necesidades financieras de la monarquía a causa de la guerra de los treinta años obligaron a la Corona a aplazar las reformas y a crear nuevos impuestos y a recurrir a todo tipo de medidas para conseguir dinero. En consecuencia, el descontento social y la oposición a la política de Olivares se generalizó en primer lugar porque los reinos periféricos rechazaban las pretensiones unitarias y centralistas de Olivares. Para continuar, los miembros de la alta nobleza se quejaban del escaso protagonismo que les concedía el valido y finalmente, las clases populares denunciaban su agotamiento económico y su presión fiscal. Los conflictos y protestas fueron constantes y se provocaron rebeliones en todas las partes y además en 1640 se rebelaron Cataluña y Portugal. Por ello, Felipe IV acaba cesando de su cargo al valido en 1643, aunque esto no bastó para acabar con las rebeliones.
Cataluña se rebeló por el envío de tropas para luchar contra Francia a través de Cataluña y los desmanes cometidos sobre la población. Esto provocó enfrentamientos entre campesinos y soldados en distintas partes de Cataluña y la rebelión se acaba extendiendo a Barcelona, donde un grupo de rebeldes vestidos de segadores asesinaron al virrey en la festividad del Corpus Christi en 1640. Aunque en realidad se trató de una revuelta anticentralista que empujó a los catalanes a nombrar a Luis XIV conde de Barcelona, aunque la crisis que se sufría en esta ciudad junto con un nuevo brote de peste, hizo que los catalanes se rindieran en 1652 con la condición de que se respetaran sus fueros.
En Portugal amplios sectores de la sociedad portuguesa consideraban que la incorporación de su reino a la monarquía de Felipe II los había traído más problemas que ventajas y animados por la rebelión catalana, los estamentos dirigentes portugueses se lanzaron a la rebelión. Esta rebelión tuvo un marcado carácter nobiliario, anticastellano e independiente y al final, las Cortes portuguesas proclamaron rey de Portugal al duque de Braganza. Los rebeldes fueron apoyados por Francia e Inglaterra, potencias interesadas en debilitar a España y por ello, Portugal se acaba consolidando como monarquía e independizándose.
7.4. La España de los Austrias menores: La política exterior. El ocaso de la hegemonía de los Habsburgo.
Con el reinado de Felipe III se siguió una política exterior pacifista interrumpiéndose por ello la tendencia belicista del siglo anterior y la monarquía española vivió en un período de paz. Las causas de esto fueron dos: La muerte de Isabel I de Inglaterra, que posibilitó la firma de la paz en 1604 y la ruina financiera de la Corona, que obligó a firmar con Holanda la tregua de los doce años (1609-1621). Este posibilita la recuperación de la economía española y de la Hacienda Real, situación desaprovechada por la corrupción del valido del rey.
Desde 1618, la paz europea estaba amenazada por un conflicto en principio alemán entre protestantes y católicos; aunque luego se hizo europeo y Felipe IV también entró en la guerra de los 30 años. Todos los conflictos entre europeos se integraron en esta guerra y se renovaron las hostilidades hispano-holandesas a partir de 1621 (cuando finalizo la tregua de los doce años). En la guerra hubo dos bandos: Los Habsburgo (austriacos y españoles) que querían mantener su hegemonía; y los bandos rivales, liderados por Francia. Esta guerra acabó con la paz de Westfalia (1648), que supuso el reconocimiento de la independencia de Holanda (provincias unidas) y la pérdida de la hegemonía en Europa de los Habsburgo, que pasa a Francia. España continuó su guerra hasta la paz de los Pirineos en 1659, que supuso la cesión a Francia de la Cerdaña y el Rosellón, además de la región de Artois y alguna plaza flamenca.
Tras esta paz, se acabó reconociendo la independencia de Portugal en 1668, y España se vio envuelta en una serie de guerras contra la Francia de Luis XIV, que en primer lugar venció con la paz de Aquisgrán, donde se cedieron algunas plazas fronterizas. Más tarde Francia volvió a conseguir una victoria sobre España, y por ello con la paz de Nimega consigue el Franco Condado y otras plazas flamencas. Finalmente Francia vence a España con la paz de Ratisbona, aunque luego con la paz de Ryswick a pesar de que gana Francia le devuelven territorios a Carlos II, para intentar que nombrara sucesor de España a un francés; ya que Carlos II a pesar de que se casó dos veces no obtuvo descendencia debido a su esterilidad.Finalmente Felipe II tuvo que elegir quien sería su sucesor (Felipe de Anjou de la casa de los Borbones –nieto de Luis XIV- o Carlos de Austria de los Habsburgo). Carlos II finalmente nombraría heredero a Felipe de Anjou, aunque esto no impidió que se produjera la guerra de sucesión española. Aún así, Felipe de Anjou subiría al trono como Felipe V.
7.5. Evolución económica y social en el siglo XVII.
El siglo XVII fue un siglo de crisis económica en Europa en general y muy especialmente en la Península Ibérica. Esto es debido a dos factores: El descenso demográfico y el agotamiento económico por las continuas guerras. Las causas de la crisis demográfica fueron la existencia de las grandes epidemias que afectaron a toda Europa y en España hubo tres oleadas: a principios del siglo XVII (la más letal), a mediados (afectó más al Levante y Andalucía) y a finales del siglo (fue la más larga). En la crisis demográfica también influye la expulsión de los moriscos, que perjudicó mucho a Valencia y a Aragón; las dificultades económicas, que hicieron que se incrementara la emigración y el aumento del número de clérigos; y finalmente las guerras constantes que provocaron un aumento de la mortandad en especial entre los jóvenes reclutados.
También se produce la crisis de la hacienda real debido a una serie de causas. En primer lugar, la Hacienda Real se encontraba en una situación de endeudamiento, que como las guerras no cesaban, además, se disminuyó el volumen de importación de los metales preciosos procedentes de América y finalmente, se produjeron 6 bancarrotas más. Estas bancarrotas se debían a las suspensiones de pagos de la Corona a sus acreedores. Los principales prestamistas fueron banqueros italianos y a partir de Felipe IV portugueses de origen judío. Olivares quiso solucionar esta situación e hizo una serie de reformas, aunque hubo que buscar fuentes de ingresos rápidas: Las alteraciones monetarias, ya que se acuñó una moneda de cobre que se denominó vellón y que tenía el mismo valor que la moneda de plata, lo que hace beneficiarse más a la corona.
En esta época también hubo crisis económica, ya que se produjo para empezar la caída de la producción agraria, debida a la disminución de la mano de obra campesina, la disminución de la ganadería bovina, en especial la trashumante de la Mesta, la crisis de la industria textil castellana que había experimentado una etapa de gran prosperidad en el siglo XVI, ya que se disminuyó mucho la producción y los tejidos extranjeros eran de mayor calidad.
Aún así, a finales de siglo se produce una recuperación a partir de 1680 con un aumento de la natalidad y una lenta pero constante recuperación de la producción y el comercio. Además, en 1680 se devaluó el vellón, lo que frenó la inflacción de precios y acercó el valor legal de los productos al valor real.
Las repercusiones de esta crisis son el aumento numérico de la nobleza, la disminución de las rentas señoriales debido a la crisis agraria, el aumento de número de religiosos (ingresaban en el clero como medio de vida en épocas de crisis), y la escasez de la burguesía.Finalmente, el campesinado fue el sector social más afectado, ya que la mayoría se tuvo que endeudar debido a las malas cosechas y a otras dificultades.
7.6.- Mentalidad y cultura en el Siglo de Oro
La sociedad española siguió marcada por los valores aristocráticos y religiosos de la mentalidad del siglo anterior. Así, valores típicamente nobiliares como el “honor” y la “dignidad” fueron reivindicados por todos los grupos sociales. Un ejemplo de esta mentalidad fueron los duelos. Hubo que esperar al siglo XVIII para que se prohibieran. Pesimismo y decadencia son los valores de la mentalidad del barroco.
Unido a lo anterior se extendió el rechazo a los trabajos manuales, considerados “viles”, es decir, que manchaban el “honor” y la “dignidad” de aquel que los ejercía. Esta mentalidad se apoyaba en los múltiples privilegios que detentaba la nobleza: exención de impuestos directos, no poder ser encarcelados por deudas, no ser torturados, ser enviados a prisiones especiales, no podían ser ahorcados y tenían el “privilegio” de morir decapitados.

No se pueda hablar de la existencia de una burguesía: (mercaderes, fabricantes) con mentalidad empresarial que promoviese el desarrollo económico, tal como estaba ocurriendo en Inglaterra y Holanda.
En la Cultura, España vivió una época de auge sin precedente. El Siglo de Oro literario: Cervantes y su "Quijote" (1605 y 1614). Quevedo, Lope de Vega o Góngora. La pintura española del Barroco es una de los momentos claves de la historia de la pintura mundial. Los nombres de Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Ribera o Murillo muestran el momento de apogeo del arte barroco español

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9 EL SIGLO XVIII: LOS PRIMEROS BORBONES
9.1. La guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht.
9.2. El cambio dinástico del siglo XVIII: Los primeros Borbones.
9.3. Reformas en la organización del Estado. La monarquía centralista.
9.4. La práctica del despotismo ilustrado: Carlos III.
9.5. La evolución de la política exterior española en Europa durante el siglo XVIII.
9.7. La Ilustración en España.


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Guerra de Sucesión (1701-1713)
Carlos II, que había muerto sin descendencia, nombró sucesor a
Felipe de Anjou , nieto de Luis XIV de Francia y bisnieto de Felipe IV, quien fue coronado con el título de Felipe V. Acababa así la dinastía de los Habsburgo y llegaba al trono español la dinastía de los Borbones.

Muy pronto, sin embargo, se formó un bando dentro y fuera de España que no aceptaba al nuevo rey y apoyaba al pretendiente el Archiduque Carlos de Habsburgo. La
guerra civil y europea estalló.
El conflicto tenía una doble perspectiva:

El ascenso al trono español de
Felipe V representaba la hegemonía francesa y la temida unión de España y Francia bajo un mismo monarca. Este peligro llevó a Inglaterra y Holanda a apoyar al candidato austriaco, que, por supuesto, era sustentado por los Habsburgo de Viena. Las diversas potencias europeas se posicionaron ante el conflicto sucesorio español.
Por otro lado, Felipe V representaba el modelo centralista francés, apoyado en la Corona de Castilla, mientras que Carlos de Habsburgo personificaba el modelo foralista, apoyado en la Corona de Aragón y, especialmente, en Cataluña.

La guerra terminó con el triunfo de
Felipe V. Junto a las victorias militares de Almansa, Brihuega y Villaviciosa, un acontecimiento internacional fue clave para entender el desenlace del conflicto: Carlos de Habsburgo heredó en 1711 el Imperio alemán y se desinteresó de su aspiración a reinar en España. Sus aliadas, Inglaterra y Holanda, pasaron en ese momento a ver con prevención la posible unión de España y Austria bajo un mismo monarca
La guerra concluyó con la firma del Tratado de Utrecht en 1713 y el de Rastatt en 1714 que ponen fin a la Guerra de Sucesión Española entre Francia y Austria, reconociendo a Felipe V como rey de España, pero admitiendo que Felipe no podía acceder al trono francés y haciendo perder a España sus posesiones en Europa (Nápoles, Cerdeña, Milán, Flandes a los austriacos; Sicilia al duque de Saboya) así como Menorca y Gibraltar, cedidas a los ingleses. Estos tratados marcaron el inicio de la hegemonía británica.

9.2- El cambio dinástico del siglo XVIII: Los primeros borbones.


Tras la Guerra de Sucesión, España pasó a ser una potencia secundaria dentro de Europa, aunque aún mantuvo durante un siglo su vasto Imperio ultramarino. En política interior, el cambio de dinastía significó un mayor centralismo y la puesta en marcha de una ambiciosa política de reformas.
Felipe V, el animoso (1701-1746). Nació en Versalles 1683 y murió en Madrid 1746. Inauguró la dinastía borbónica en España. Nieto del Rey Sol, Luis XIV de Francia. El nuevo rey llevó a cabo una política centralista que dio lugar a la unificación administrativa de los distintos reinos de España.
Por los Decretos de Nueva Planta, entre 1707 y 1716, quedaron abolidos los fueros de los territorios y reinos de la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares), que habían apoyado al archiduque Carlos de Austria en la guerra de Sucesión. La ocupación militar aseguró la integración de estos territorios en Castilla.
En política exterior, Felipe V procuró recuperar para sus hijos los estados italianos perdidos por España en el tratado de Utrecht (1713) y Rastadt (1714) y firmó con Luis XV de Francia los llamados Pactos de Familia (1734 y 1743), que aseguraban la ayuda mutua entre los monarcas Borbones de ambos países. Desde entonces, la actuación exterior de España permaneció supeditada a los intereses.
La instauración de la dinastía borbónica determinó una creciente influencia de Francia en la orientación de la política española. En una primera etapa del reinado de Felipe V, esta influencia se canalizó a través de la princesa de los Ursinos[1] y los ministros franceses Orry y Amelot. Tras la muerte de la reina María Luisa de Saboya, la nueva esposa del rey, Isabel de Farnesio (1714) orientó la política exterior hacia Italia con el apoyo del ministro Julio Alberoni. Tuvo seis hijos, el primogénito Carlos III, reinará tras la muerte de su hermanastro Fernando VI.
Fernando VI, el Prudente (1746- 1759 ) Nació el 23 de septiembre de 1713 en Madrid, tercer hijo de Felipe V y de su primera esposa María Luisa de Saboya. Fue príncipe de Asturias en 1724. Cinco años más tarde se casó con Bárbara de Braganza, hija de Juan V de Portugal y de la archiduquesa Mariana de Austria, con la que no tuvo hijos. Ocupó el trono tras el 2º reinado de su padre, que vuelve a ocupar el trono tras la muerte de su primogénito, Luis I[2], que murió de viruela, siete meses después de ocupar la Corona de España (1724). En 1746 heredó el trono. Fernando no era un hombre de gran talento, pero tenía las cualidades necesarias para ser un buen monarca. Su política fue la de sus ministros, muy eficaces y con programas reformistas de gobierno como el marqués de la Ensenada y José de Carvajal y Lancaster, -partidario de la alianza francesa. Su reinado se caracterizó por el mantenimiento de la paz y la neutralidad frente a Francia e Inglaterra, mientras ambas intentaban la alianza con España. Fernando VI siguió en la línea de fomento de la cultura iniciada por sus antecesores. Prueba de ello la fundación de la Academia de San Fernando de Bellas Artes en 1752.
El último año de su vida, y a consecuencia de la reina y de alguno de sus ministros, sumieron al rey en la locura, siendo recluido en Villaviciosa de Odón, Madrid. Aun así, la monarquía siguió funcionando hasta que llegó de Nápoles su hermanastro Carlos para hacerse cargo del trono una vez que falleció Fernando VI, sin descendientes, el 10 de agosto de 1759.
9.3. Reformas en la organización del Estado. La monarquía centralista.
La llegada de la nueva dinastía borbónica propició importantes cambios en la estructura del Estado. Estos cambios fueron introducidos esencialmente durante el reinado de Felipe V (1700-1746)

Medidas centralizadoras, con el objetivo de hacer un estado más eficaz. En este sentido se adoptaron novedades importantes:

* Decretos de Nueva Planta (1707 Aragón y Valencia, 1715 Mallorca, 1716 Cataluña): Abolición de los fueros e instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón. Los fueros de las provincias vascas y Navarra se mantuvieron ya que apoyaron a Felipe V durante la Guerra de Sucesión.
* Nuevo modelo de administración territorial, basado en la siguiente estructura: división del territorio en provincias; sustitución de los Virreyes por los Capitanes Generales como gobernadores políticos de las provincias; las Reales Audiencias se mantienen para las cuestiones judiciales; y siguiendo el modelo francés, se creó la figura de los Intendentes, funcionarios encargados de las cuestiones económicas. Finalmente, en los Ayuntamientos se mantuvieron los cargos de Corregidor, Alcalde Mayor y Síndicos personeros del común (elegidos por el pueblo para su defensa)
* Los Borbones también reformaron la administración central consolidando el establecimiento de una plena monarquía absoluta. Se suprimieron todos los Consejos, exceptuando el Consejo de Castilla que se convirtió en el gran órgano asesor del rey. Se crearon las Secretarías de Despacho (Estado, Guerra, Marina, Hacienda, Justicia e Indias), antecedentes de los ministerios. En 1787 se establece la Junta Suprema de Estado, antecedente del Consejo de Ministros.
La nueva dinastía intensificó la política regalista, buscando la supremacía de la Corona, poder civil, sobre la Iglesia. Las dos medidas principales fueron: El establecimiento de un mayor control sobre la Inquisición y, sobre todo, la expulsión de la Compañía de Jesús adoptada por Carlos III en 1767.
Hubo intentos no demasiado eficaces de reformar el sistema de Hacienda. Se trató de unificar y racionalizar el sistema de impuestos y, para ello, se llevó a cabo el Catastro de Ensenada en 1749 en la Corona de Castilla. Este Catastro es un censo de todas las propiedades del reino, muy útil para los historiadores. Se buscó también la unificación monetaria, estableciéndose el Real de a dos.
9.4- La práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III
Carlos III (1759-1788). Hijo de Felipe V y de Isabel de Farnesio. Hermanastro de Fernando VI. Antes de ser rey de España desempeñó el cargo de Rey de Nápoles y Sicilia de 1734 y 1759 y duque de Parma. (1731-35). Contrajo matrimonio en 1737 con María Amalia de Sajonia, hija de Federico Augusto II, duque de Sajonia y de Lituania y rey de Polonia.

Su reinado se caracterizó por la aplicación de las reformas del despotismo ilustrado:

El siglo XVIII fue un período de recuperación económica. Esta fue desigual, mayor en la periferia que en el centro peninsular. En ese contexto de crecimiento económico, con el
Conde de Aranda (1769) y Floridablanca (1787) se llevaron a cabo los primeros censos con la finalidad de conocer las potencialidades económicas y fiscales.

Entre los ilustrados se extendió la conciencia de la necesidad de emprender reformas en la agricultura, ocupación que ocupaba a la mayoría de la población y que estaba muy atrasada. Para ello se crearon asociaciones como las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País y los ministros de
Carlos III prepararon diversos planes de reforma como el Memorial Ajustado de Campomanes y el Informe sobre la Ley Agraria de Jovellanos.
Todos estos proyectos y documentos del período denunciaban las enormes propiedades amortizadas (mayorazgos de la nobleza o manos muertas de la Iglesia) y afirmaban que el acceso del campesinado a la propiedad de la tierra era una condición necesaria para el progreso del país. Por primera vez, se empezaba a hablar de la desamortización. Sin embargo, la negativa rotunda del Clero y la Nobleza, incluso hubo procesos de la Inquisición a ministros ilustrados con el Conde de Aranda, llevó a la paralización de las reformas. Las únicas medidas que se llevaron a cabo fueron el reparto de tierras comunales en Extremadura, la repoblación (fallida) de Sierra Morena bajo el gobierno de Olavide, la reducción de los derechos de la Mesta y algunas obras de regadío (Canal Imperial de Aragón, Canal de Castilla…) Los ministros ilustrados aprobaron medidas para fomentar el desarrollo de la Industria. Se rompió el monopolio de los gremios en 1772; se establecieron, con escaso éxito económico, las Reales Fábricas, con apoyo del estado (armas, astilleros, vidrio, tapices…) Las industrias textiles privadas catalanas (“indianas”) fueron más competitivas que las empresas estatales.
Con respecto al comercio se adoptaron medidas conducentes a integrar el comercio nacional, como la mejora de las vías comunicación o la supresión de las aduanas interiores. Un decreto de 1778 estableció la liberalización del comercio con América, acabándose con el secular monopolio de la Casa de Contratación. Sin embargo, se mantuvo la política comercial proteccionista con respecto a las demás potencias. En el terreno financiero, se estableció el Banco de San Carlos, antecedente del futuro Banco de España. En este período, aparece la peseta, aunque no será la moneda oficial del país hasta 1868.
Teniendo en cuenta la dinámica política se pueden distinguir dos períodos en los gobiernos de
Carlos III:
· 1759-1766 Gobiernos de Esquilache y Grimaldi. Los intentos de introducción de reformas encontraron una viva reacción que culminó en el Motín de Esquilache en 1766. Esta revuelta que estalló contra el decreto que obligaba a cambiar capas y sombreros tiene razones complejas. Podemos hablar de un motín popular “nacionalista”, contra el ministro italiano, manejado por el clero (jesuitas) y la nobleza para frenar las reformas. Los Jesuitas, acusados de fomentar el motín, fueron expulsados en 1767.
· 1766-1788 Gobiernos del Conde de Aranda, Floridablanca y Campomanes. Este período está dominado por los grandes ministros ilustrados que ensayaron diversas reformas económicas que finalmente no se llevaron a cabo por la oposición del clero y la nobleza.

9.5.- La evolución de la política exterior española en Europa durante el siglo XVIII


Las grandes líneas de la política exterior española arrancan de la difícil situación creada tras el Tratado de Utrecht y el de Rastatt. La política exterior se planteó los siguientes objetivos: recuperar Gibraltar y Menorca, territorios españoles en manos británicas, y conseguir establecer a príncipes de la familia Borbón en los territorios italianos perdidos.
Para ello, la política exterior española se basó en la alianza con Francia, concretada en varios Pactos de Familia, y el enfrentamiento con Inglaterra en el Atlántico ante la amenaza británica a las posesiones españolas en las Indias.
La política exterior de Felipe V (1700-1746) se dirigió a la recuperación de los territorios italianos. Ante el fracaso de los primeros intentos en solitario se optó por la alianza con Francia. Esta alianza se concretó en el Primer Pacto de Familia (1734) y el Segundo Pacto en 1743. Fruto de estos pactos fue la participación apoyando los intereses franceses en la Guerra de Polonia (1733-1738) y en la Guerra de Sucesión de Austria (1743-1748), que termina con la Paz de Aquisgrán. Como resultado de esta intervención Felipe V consiguió que el infante Carlos, el futuro Carlos III de España fuera coronado Rey de Nápoles y Sicilia y que el infante Felipe fuera nombrado Duque de Parma.
Con
Fernando VI (1746-1759) Cuando llegó al trono, España se encontraba en la Guerra de Sucesión Austriaca, sin ningún beneficio para España. Comenzó, pues, su reinado eliminando la influencia de la reina viuda Isabel de Farnesio y de su grupo de cortesanos italianos. Establecida la paz, el rey impulsó una política de neutralidad y paz en el exterior para posibilitar un conjunto de reformas internas. Carlos III (1759-1788) volvió a la alianza con Francia y firmó el Tercer Pacto de Familia (1761) y a la participación de España en la guerra de los Siete Años (1761). La victoria británica, junto a su aliada Portugal, llevó a firma del Tratado de París (1763) por el que cedimos Florida a Inglaterra, ( que fue recuperada de nuevo, en 1781 por el gobernador de La Luisiana, Gálvez ) a cambio de La Habana y Manila y Sacramento (Uruguay) a Portugal. Para compensar esas pérdidas Francia nos cedió La Luisiana.
De nuevo en América, España junto a Francia apoyó a los rebeldes norteamericanos contra Inglaterra. La derrota británica llevó a la firma del Tratado de Versalles (1783) lo que permitió la recuperación de Menorca, Florida y Sacramento.

La política exterior de
Carlos IV (1788-1808) estuvo completamente marcada por la Revolución Francesa y nos llevará a la trágica guerra de la Independencia contra Napoleón en los inicios del siguiente siglo.

9.6.- La política borbónica en América
durante el siglo XVIII (NO)


En un principio, la nueva dinastía Borbón no implicó ningún cambio importante en las colonias. La administración continuó sin cambios; el monopolio comercial (pese al creciente contrabando británico); los envíos de plata a cambio de los productos peninsulares y el papel preponderante del puerto de Cádiz (que había sustituido a Sevilla).

La sociedad americana estaba organizada en torno a dos grupos:

· La elite blanca (decenas de miles de peninsulares y criollos). Controlaban la administración y eran los propietarios de la tierra, las minas y las demás fuentes de riqueza.
· El resto de la población constituida por la mayoría indígena y los esclavos negros.
Era una sociedad organizada de forma racial pese a que había una importante mezcla racial: mestizos (blanco e india), mulato (blanco y negra) zambos (indio y negro)…

A partir de mediados de siglo se inicia un cambio en la política de los Borbones hacia América. El gobierno de Madrid decidió incrementar la explotación colonial para que las colonias fueran más rentables. Para ello se adoptaron diversas medidas. Se promovieron, con escaso éxito, las Compañías de Comercio, siguiendo el modelo inglés y holandés. Se decretó la introducción de navíos de registro: barcos que podían comerciar al margen de la Flota de Indias. Esta novedad permitió que se incrementara el comercio gaditano con América.

Durante el reinado de Carlos III se introdujeron importantes reformas.
- La Corona trató de incrementar el control administrativo de la metrópoli sobre las Indias: se excluyó de la administración a los criollos, se creó un nuevo virreinato, el del Río de la Plata en 1776, y ese mismo año se estableció el cargo de Intendente para reforzar el control de los territorios americanos.
- La expulsión de los jesuitas en 1767 tuvo en América una importante consecuencia: la Corona se anexionó importantes tierras, sobre todo en Paraguay, que hasta ese momento habían estado en manos de la Compañía de Jesús.
- En el terreno económico hubo un incremento impositivo y en 1778 se permitió el libre comercio entre la península y las Indias, rompiendo el monopolio sevillano-gaditano.

Esta nueva política borbónica, enfocada sobre todo al beneficio de la metrópoli, engendró movimientos de protesta de los criollos, apartados de los cargos administrativos, y de la explotada mano de obra indígena. En 1780-1781 se inició una revuelta en Perú iniciada por los criollos pero que pronto se convirtió en una rebelión indígena (Tupac Amaru). La revuelta fue duramente reprimida
9.7.- La Ilustración en España

La Ilustración en España se inscribe en el marco general de la Ilustración europea (espíritu crítico, fe en la razón, confianza en la ciencia, afán didáctico). Las influencias son esencialmente francesas e italianas.

Los ilustrados fueron una minoría culta formada por nobles, funcionarios, burgueses y clérigos. Básicamente se interesaron por:

· Reforma y reactivación de la economía (preocupación por las ciencias útiles, mejora del sistema educativo).
· Crítica moderada de algunos aspectos de la realidad social del país.
· Interés por las nuevas ideas políticas liberales, aunque, en su mayor parte, no apoyaron planteamientos revolucionarios.
Su afán reformista les llevó a chocar con la Iglesia y la mayor parte de la aristocracia. Pese a los afanes ilustrados, la mayoría del país siguió apegada a los valores tradicionales.

Podemos distinguir varias etapas:

En la primera mitad de siglo destacan
Feijoo, cuya obra se centro en la divulgación de la ciencia de Newton y en la crítica a los prejuicios tradicionales y las supersticiones (Teatro Crítico, 1726) y Mayáns.
Durante este período se crearon las principales Academias, instrumento de difusión de las luces, Se establecieron la Real Academia de la Lengua, Medicina, Historia, Bellas Artes de San Fernando, y, junto a ellas, el Jardín Botánico y Gabinete de Historia Natural.

Tras el impulso reformista del reinado de
Fernando VI, la ilustración llega a su apogeo en el reinado de Carlos III. Los ministros de este monarca, con espíritu renovador, trataron de elevar el nivel económico y cultural del país.

Los escritos de
Campomanes, Jovellanos, Capmany o Cabarrús muestran la asimilación de las teorías económicas de la fisiocracia y del liberalismo económico. Fruto de ese interés por los asuntos económicos y sociales fue la creación de las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País, preocupadas por la difusión de las “ciencias útiles” y el desarrollo económico.

El interés por la educación y el progreso científico se concretó en la creación de nuevas instituciones de enseñanza secundaria (Reales Estudios de San Isidro), de enseñanza superior (Colegio de Cirugía, Escuela de Mineralogía, Escuela de Ingenieros de Caminos) y en la reforma de las Universidades y de los Colegios Mayores.

El desarrollo de las ciencias experimentales fue importante: Mutis y Cavanilles en biología, Ulloa y Jorge Juan en Astronomía y Cartografía, Piquer en Medicina.
También se desarrolló la literatura didáctica y crítica (
Feijóo, Jovellanos, Cadalso y Moratín con su célebre El sí de las niñas, y se desarrolló la prensa y las revistas literarias y científicas..


[1] Al enviudar por segunda vez, Luis XIV, de cuya plena confianza gozaba, le encargó acompañar al joven Felipe V a España cuando éste asumió la corona a la edad de 17 años, en 1700. Fue nombrada Camarera Mayor de la reina María Luisa Gabriela con el encargo de dirigirla y tutelarla.
[2] Luis I de Borbón (Madrid, 25 de agosto de 170731 de agosto de 1724), llamado el Bien Amado o el Liberal, rey de España. Su reinado de 229 días es el más efímero de la historia española. Era el hijo mayor de Felipe V y María Luisa de Saboya.


Felipe VI REY de España ( Madrid , 30 de enero de 1968) es el actual rey de España , título por el que ostenta la jefatura del Estado y...

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